“Lo que hemos visto en los últimos años ha sido una tendencia a revisar qué tan sostenibles en el tiempo somos si no tenemos en cuenta los factores ambientales. Hemos descubierto que si no tienes en cuenta hoy factores relacionados con el cambio climático, con la inclusión, con temas digitales, no eres sostenible en el tiempo”, afirmó.
Ponce aseguró que la tendencia de los consumidores es optar por productos sostenibles, y están dispuestos a pagar más por ello, así como salir de instituciones que no son sostenibles.
“Incluso atraer recursos humanos cuando no eres sostenible es cada vez más difícil. Hay un alto porcentaje de jóvenes que deciden en dónde trabajar basándose en los reportes de sostenibilidad de las instituciones”, expresó.
En consecuencia, los referentes se inclinan a tomar acciones, por convicción o por tendencia, ya que ganan peso los marcos regulatorios relacionados con prácticas de sostenibilidad solicitados a las instituciones.
Es así que entre la demanda de la sociedad, de los reguladores y las cifras que evidencian qué tan vulnerables son las instituciones al no adoptar prácticas de sostenibilidad, “la incorporación se ha convertido en un presente más que en un futuro”, puntualizó.
Billones de oportunidades
Ponce observó que los bonos verdes se han desarrollado poco en América Latina, “ni llegan a los dos dígitos como se espera para 2030”, agregó.
“Cuando uno piensa en los objetivos al 2030, se espera que el 30% de la cartera de los bancos sea verde, pero todavía muy lejos. Estamos a la mitad del tiempo de lo que nos pusimos de meta y hemos avanzado muy poquito. Esto lo único que quiere decir es que hay muchas oportunidades”, indicó.
En este sentido, la experta enfatizó que la oportunidad es sustancial y en billones de dólares. “Hay US$ 90 billones en oportunidades para cerrar la brecha de acceso al crédito para mujeres. Billones de dólares para cerrar la brecha de financiamiento climático. Hay una oportunidad de billones y trillones de dólares para ser más sostenibles”, remarcó.
Anticiparse al cambio
“Hay que anticiparse a la regulación. Hay que preguntarse: ¿Qué tan riesgosa es tu cartera basada en los temas de impacto de cambio climático?”, analizó.
Por otro lado, aconsejó tener en cuenta que los inversionistas observan si un ente bancario tiene una estrategia sostenible.
“En el mundo los inversionistas están buscando dónde invertir de manera responsable. Si tú lo haces públicamente, lo divulgas, eres transparente, pues tienes mayor posibilidad de atraer a ese tipo de inversionistas”, contó.
En este contexto, Ponce destacó que para las multilaterales es revelador que los sistemas financieros estén comprometidos con que el 100% de sus transacciones y operaciones estén alineadas a Acuerdo de París. “Si no lo estás, vas a perder a las multilaterales”, añadió.
“Cuando eres sostenible eres más competitivo, cuando pensamos en tener cultivos certificados te vuelves más competitivo en mercados internacionales, entonces es competitivo por sí solo”, recordó.
La sostenibilidad: el único camino
Para Ponce, para mitigar el cambio climático se deberá incorporar la sostenibilidad como parte transversal de la estrategia.
“Antes veíamos como tendencia que había una estrategia de sostenibilidad en el sector financiero, pero ahora hay que tener a la sostenibilidad como un elemento transversal dentro de la estrategia de las instituciones financieras. Verlo desde el punto de vista de riesgo y oportunidad”, apuntó Ponce y subrayó: “No hacerlo representa un riesgo”
Además de la visión estratégica, consideró que las entidades bancarias deben elaborar un plan de acción, que no se quede en un papel.
“Hay que tener acción y la acción va desde el convencimiento de la junta directiva que pide resultados en términos de cuánto queremos hacer en términos de sostenibilidad, hasta el vendedor que promueve los productos verdes, por ejemplo, los productos sociales. Estrategia, acción, transparencia”, significó.
También sugirió que hay que ser transparentes con los resultados medidos, si generan o no algún cambio.