Jacqueline Farías Sosa, presidenta de la Asociación de Productores de Pescado del Bajo Monday (APROM), gremio que representa al 75% de la producción piscícola comercial del país, asegura que la piscicultura está en pleno proceso de profesionalización. “Es un sector que empezó siendo pequeño, con muchos desafíos, pero con cada edición de nuestras ferias y encuentros vemos un crecimiento en conocimientos, conexiones comerciales y técnicas aplicadas que antes no existían”, afirmó en comunicación con InfoNegocios.
El próximo gran hito será la tercera edición del Encuentro de Productores y Piscicultores del Paraguay, prevista para el 5 de junio en Santa Rita, Alto Paraná. Con una proyección de asistencia de hasta 300 personas, el evento reunirá a productores, referentes académicos y empresas proveedoras de tecnología, insumos y servicios vinculados al cultivo de peces. “Este encuentro no es solo un espacio para aprender. Es un punto de conexión entre productores, industrias, proveedores y el Estado, donde se promueve la innovación y el fortalecimiento del rubro”, destaca Farías.
Uno de los ejes principales del evento será el aprovechamiento integral del pescado. Actualmente, del filete de tilapia solo se utiliza entre el 35 y 38%, mientras que los restos como vísceras, piel y espinas, suelen desecharse. En esta edición se presentarán técnicas para convertir estos residuos en abono, alimentos balanceados y productos gastronómicos, buscando así una producción con menor desperdicio y mayor valor agregado.
En Paraguay, las especies más cultivadas son la tilapia, que representa el 70% de la producción, seguida por el pacú, el jundiá, carpas y el dorado, este último en fase de adaptación comercial. “Aunque actualmente se están llevando a cabo investigaciones para aumentar la variedad de peces a ser cultivados, las especies que ya se manejan ofrecen gran versatilidad y se adaptan bien a nuestras condiciones climáticas”, explicó la presidenta de APROM.
La organización también impulsa acciones de promoción del consumo de pescado. Ferias gastronómicas realizadas en Alto Paraná han logrado vender más de 400 kg de peces vivos y una gran cantidad de alimentos preparados, como croquetas y empanadas, en menos de dos horas. Estas actividades, desarrolladas con el apoyo del Estado, permiten a los piscicultores comercializar directamente sus productos y generar ingresos adicionales.
El modelo de trabajo de APROM, que combina capacitación técnica, desarrollo de productos, acompañamiento institucional y articulación con actores del sector, ha sido reconocido incluso por representantes de la FAO. Durante una visita reciente, la organización internacional destacó el enfoque del gremio como un modelo replicable en otras regiones del país.
Con un crecimiento anual estimado del 5 al 10%, la piscicultura paraguaya no solo representa una oportunidad de negocio rentable, sino también una herramienta para aliviar la presión sobre los ecosistemas acuáticos, actualmente sobreexplotados por la pesca extractiva. “Cada vez más pescadores están migrando hacia la piscicultura porque los ríos ya no dan abasto. Es una alternativa sostenible que garantiza seguridad alimentaria y genera empleo”, señaló Farías.
Para iniciar en esta actividad, un productor puede invertir alrededor de G. 20 millones en un estanque de 1.000 m2. Con una inversión adicional de entre G. 8 y 10 millones, es posible alcanzar una producción de hasta 1.000 kilos de tilapia en un ciclo de cinco a seis meses. Esto convierte a la piscicultura en una alternativa accesible, rentable y adaptable a distintos niveles de escala, incluso dentro de predios ganaderos que destinan una o dos hectáreas a esta práctica.
Con organización, innovación y apoyo técnico, la piscicultura en Paraguay avanza hacia un escenario de consolidación como una rama estratégica de la producción agropecuaria nacional.