Martín Castillo, coordinador del programa de acuicultura del MAG, contó a InfoNegocios que este crecimiento es sostenido y se observa en al menos ocho departamentos del país, con más de 23 asociaciones involucradas. Algunas de estas ya apuntan al mercado formal con marcas propias, mientras que otras están dando los primeros pasos con la construcción de estanques.
Uno de los grandes avances técnicos del último año es la reproducción en cautiverio del salmón del río Paraná, una especie nativa que hasta ahora era poco explorada. “Es un pez que se está adaptando muy bien a las condiciones locales. A diferencia del pacú, que reduce su consumo en época de frío, el salmón sigue alimentándose, lo que evita atrasos en el crecimiento”, explicó Castillo. La relación de conversión alimenticia también es eficiente: se requieren 2 kilos de balanceado para producir 1 kilo de pescado.
La estrategia del instituto incluye no solo la investigación y reproducción en sus propios centros, sino también alianzas con cooperación técnica internacional, como la de especialistas de Taiwán. Actualmente, la provisión de alevines para tilapia, pacú, surubí y el salmón del Paraná se realiza desde el Estado a costos accesibles para los pequeños productores. “Para un productor que necesita entre 1.000 y 5.000 crías, es más conveniente comprarlas que montar su propio laboratorio”, señaló Castillo.
El modelo de cultivo predominante en Paraguay es el sistema semiintensivo en estanques de tierra, con una densidad controlada de siembra. Aproximadamente el 90% de los piscicultores trabajan con este esquema, recomendado por su equilibrio entre productividad y sostenibilidad. La dimensión estándar para iniciar la actividad es un estanque de 10 por 30 metros con entre 1,8 y 2 metros de profundidad. “Muchos empezaron con uno o dos estanques y ahora ya tienen cinco o más. Lo que comenzó como una alternativa para seguridad alimentaria hoy se está convirtiendo en una actividad rentable con proyección comercial”, destacó.
El consumo de pescado también va en aumento. Según Castillo, en los últimos años se triplicó el promedio nacional, una tendencia acompañada por programas de promoción y el interés de la gastronomía local en incorporar pescados de calidad. En este sentido, el proyecto Hambre Cero, impulsado por el Gobierno, se suma como oportunidad comercial: el filete de tilapia ya fue aprobado para formar parte del menú escolar en varias localidades del Alto Paraná y otras regiones.
En cuanto a nuevos desarrollos, el Viceministerio de Ganadería también avanza en la reproducción del camarón de agua dulce, una especie exótica que ya logró criarse en cautiverio, pero que aún espera la habilitación del Mades para su comercialización. “Una vez que obtengamos esa aprobación, se podrá escalar la producción. Es una alternativa interesante, aunque más costosa y compleja”, señaló el coordinador.
A nivel territorial, los departamentos de Alto Paraguay, Itapúa, Caaguazú y Paraguarí lideran el desarrollo de la piscicultura. En el primero, incluso, la gobernación impulsa activamente la construcción de nuevos estanques, posicionándolo como una de las zonas con mayor dinamismo acuícola del país.
Con una base técnica sólida, especies nativas adaptadas, una creciente red de productores y el acompañamiento estatal, Paraguay avanza en el cultivo de peces como alternativa productiva, de seguridad alimentaria y de desarrollo económico regional.
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