Si bien, desde el Banco Central del Paraguay (BCP) afirman que para el último trimestre del año la inflación podría reducirse al 8% para luego estabilizarse en 4,5% en 2023, en la actualidad ascendió a 11,5% interanual a junio de este año, mayor a la tasa del 4,5% apuntada en el mes de junio del año pasado.
La inflación acumulada en el año es 6%, por encima del 1,5% verificado en el mismo periodo del año 2021.
La actividad económica, por su parte, en el país muestra una reducción del 4,7% interanual a mayo de este año, según el Indicador Mensual de Actividad Económica del Paraguay (IMAEP). Con este resultado, el IMAEP acumuló en el año una variación de -3,8%.
La dinámica negativa se registró en el ámbito agrícola y de construcción, una parte de las actividades manufactureras y los servicios. Sin embargo, fueron atenuados por la ganadería y las binacionales. Igualmente, el IMAEP, excluyendo a agricultura y binacionales registró un decrecimiento interanual del -1,2%, siendo los meses de abril y mayo los de menor dinámica.
Sobre el nivel de estanflación en que se encuentra Paraguay, el economista Andrés Filártiga mencionó que la actividad económica está atravesando una desaceleración económica. “Se habla de recesión cuando por tres meses seguidos tenemos un decrecimiento”, apuntó.
La combinación de estancamiento (ausencia de crecimiento) y suba de precios (inflación) es lo que se denomina estanflación. “Es preocupante porque desde el 2019 Paraguay no crece; eso implica que hoy per cápita estamos peor que en el 2018”, aseveró.
Para contener el problema, a su criterio, es tarea del equipo económico desarrollar la estrategia de crecimiento del país. Esa estrategia, si tiene éxito, debe corregir el trayecto de la actividad económica, debe crecer el PIB, bajar el desempleo, atraer nuevas inversiones.
“Hasta ahora seguimos dependiendo del clima para que nuestra economía sea dinámica. Somos una potencia agrícola, pero somos vulnerables al clima”, lamentó.
Analizó que desde el 2019 hasta el 2022, la estrategia de crecimiento del Gobierno está basada en la construcción de infraestructura pública mediante emisión de deuda. “El Gobierno anterior también utilizó ese modelo, deuda para infraestructura, pero cuando lo hizo la deuda era baja y la estrategia era buena. Ahora el Gobierno está obligado a hacer ajustes, eso significa menos gasto público, menos inversión. Menos dinámica para la economía”, dijo.
El economista remarcó que la pandemia consumió US$ 2.500 millones en deuda; equivalente a dos años de inversión en infraestructura.
“La situación de inflación y estancamiento que estamos viviendo es una combinación de varios shocks económicos, cuando hay eventos que impactan en la economía. Comienza con una consecuencia de la pandemia, que es cuando se desacoplan las cadenas de suministro. La economía estaba cerrada y muchas industrias dejaron de producir y de repente cuando se abre la economía, la demanda pide más productos”, expuso.
Por ende, se empezó a sentir la escasez, que luego generó la suba de precios. “Cuando hay más demanda que oferta, sube el precio”, dijo.
Más adelante, se dio un salto cuántico con la demanda de petróleo tras el confinamiento. Pero este hecho se agravó con la guerra entre Rusia y Ucrania, pasando a costar US$ 120 el barril. Vale reconocer que el combustible es un componente fundamental de la economía.
El tercer factor es la sequía que se venía arrastrando, que afectó la producción de alimentos de todo el mundo.
También recordó que todos los países tuvieron que aplicar recursos para hacer frente a la pandemia y se quedaron sin oxígeno para seguir invirtiendo al mismo ritmo que los años anteriores. Todo esto afecta la dinámica económica y generación de empleo.
Frente a esto, el economista consideró que la estrategia de recuperación post pandemia debió ser más agresiva.
“En este momento a la recuperación económica la veo con todas las cartas apostando a la agricultura y ganadería para generar dinámica. El Estado tiene poco margen para mover la aguja. Después veremos qué estrategia planteará el nuevo Gobierno para el desarrollo del país”, finalizó.
Paraguay y la desaceleración económica: “Seguimos dependiendo del clima para que nuestra economía sea dinámica”
Como resultado de un conjunto de factores internos y externos, el mundo vive un espiral inflacionario, a lo que se suma el estancamiento (estanflación). Paraguay no está exento de este dilema.