En el caso del Paraguay, donde el 90% del comercio circula por vía fluvial, Muñoz explicó que en las exportaciones los productos como la soja o la carne tuvieron una buena cotización internacional, lo que reduce el impacto final. Por ejemplo, la soja alcanzó un valor histórico de US$ 553 por tonelada, una cifra que no se promediaba desde el 2014.
Aunque desde el punto de vista del consumidor, la tendencia muestra que estos sobrecostos son absorbidos por empresas que importan bienes de consumo o son los clientes quienes están abonando más en las góndolas de tiendas, comercios o supermercados.
Este escenario empezó en marzo del 2020 y se presentaron una serie de factores que incidieron en la prolongación de los elevados costos en el flete marítimo. Muñoz consideró que primero está el factor de escasez de fletes o contenedores, se redujo el movimiento comercial global y hubo una crisis petrolera.
"El movimiento se regularizó medianamente al inicio del segundo semestre del año pasado, con la vuelta a cierta normalidad en zonas como Europa y un leve repunte en la economía global. Pero en este contexto, empezaron a escasear las bodegas para el transporte de cargas y eso incidió más en la suba, que fue de hasta el doble en ciertos casos”, reconoció.
A esto se sumó que el comercio regional no se activó plenamente por las dificultades financieras generadas por la pandemia y esta tendencia se mantiene hasta la fecha. “En nuestro caso, esta desaceleración tuvo un impacto al tener un estrecho contacto con Brasil, Argentina y Chile para el ingreso o envío de cargas”, apuntó.
Además, el país experimentó “las pésimas condiciones de navegación, la peor de los últimos 50 años, y con la reducción del comercio de reexportación con Brasil, el escenario se dificultó más porque se mandaron pocas cargas y el costo era alto”, expuso.
Antes de la pandemia, un contenedor de 20 pies que venía a Paraguay costaba entre US$ 2.300 y US$ 2.700, pero en este escenario, el mismo contenedor “se encuentra por encima de US$ 5.000”, afirmó.
Si bien a mediados de los 80 el costo logístico era un elemento que no incidía en gran medida en las negociaciones, en la actualidad Muñoz comentó que es un factor vital para determinar el costo del traslado y saber cuán rentable será la operación.
"Lo mismo sucede con los aviones de aerolíneas, que tienen una reducción en la demanda y guardan sus aviones en los hangares de países donde obtienen un mejor costo de estadía y el clima es más benigno (sin frío o calor extremo). El movimiento requiere un costo y con una demanda reducida, es indefectible la suba del precio”, concluyó.