“La leche de cabra es una necesidad insatisfecha que muchos terminaron resolviendo por cuenta propia”, señaló Cynthia Zárate, presidenta de la Asociación Paraguaya de Criadores Caprinos, en comunicación con InfoNegocios. Muchos pequeños productores iniciaron la cría de cabras porque algún familiar tenía una condición médica que requería leche diferente a la vacuna, o porque no encontraban productos disponibles en el mercado. Esta motivación personal se convirtió, en varios casos, en emprendimientos productivos que hoy buscan profesionalizarse.
El mercado local aún enfrenta desafíos estructurales: la leche caprina no se encuentra fácilmente en supermercados, no hay normativas específicas para su control, y muchos productos se venden sin trazabilidad, lo que afecta la confianza del consumidor. Sin embargo, Zárate destacó que la presentación de los productos mejoró considerablemente: “Hoy ya se venden en envases refrigerados, con etiquetado claro, y los productores se capacitan cada vez más. Ya no aceptamos cualquier cosa como antes”.
Actualmente, las razas más utilizadas para producción lechera en Paraguay son Saanen, Alpina y Toggenburg, mientras que la Boer es la preferida en producción de carne. Esta última es la especialidad de Orlando Guastalla, presidente de la Asociación Argentina de Criadores de Dorper y White Dorper, y jurado internacional de la raza Boer. “El potencial de los caprinos es enorme, sobre todo en explotaciones pequeñas, donde criar vacas ya no es rentable”, afirmó en su paso por la Expo.
En conversación con nuestro medio, Guastalla señaló que la genética paraguaya de Boer está evolucionando y que incluso se exportan ejemplares a Argentina. No obstante, considera que aún falta camino por recorrer, principalmente en tecnificación y volumen. “La ventaja de los caprinos es que su evolución es más rápida: cinco años en cabras equivalen a 25 en vacas”, explicó.
Uno de los pilares para el desarrollo del sector es la morfología caprina, tema central en la charla técnica del zootecnista brasileño Adalberto Cabral de Farias. El especialista mostró cómo en Brasil se clasifican y puntúan las cabras en base a su conformación física, con estándares oficiales avalados por el Ministerio de Agricultura del vecino país. “El animal de producción debe ser funcional, con buena estructura ósea, ubres correctas y postura ideal. Esto influye directamente en la productividad y en la longevidad del animal”, señaló.
Según los referentes, para que el sector caprino crezca y se convierta en una alternativa rentable y segura, se necesita inversión. “Hace falta plata para mejores corrales, genética y equipamientos”, apuntó Zárate. Además, insistió en que los créditos deben adaptarse al rubro de pequeños rumiantes, y que la entrega de animales siempre debe estar precedida por capacitaciones.
La diversificación ganadera es un camino que ya se está transitando en Paraguay. El auge de razas especializadas, la mejora en la presentación de productos y el interés por profesionalizar la cadena son señales de que el rubro caprino tiene futuro. La clave estará en transformar las experiencias individuales en una producción articulada y con estándares de calidad.