Según nuestra legislación, un empleado tiene derecho a vacaciones anuales de 12 días consecutivos pagados si posee menos de 5 años de antigüedad en la empresa. A partir del quinto año, le corresponden 18 días y una vez cumplidos los 10 años de antigüedad, tiene 30 días pagados y consecutivos de vacaciones. Luego, las empresas aplican sus políticas y ciertos términos son negociados entre empleados y empleadores.
Así también, cada país tiene sus propias leyes aplicadas al ámbito laboral que pueden hacerlo más o menos apetecible a la hora de buscar oportunidades en el extranjero.
El portal Trabajando.com y Universia, decidieron investigar las reglamentaciones de varios países de los diferentes continentes, y desarrollaron un estudio donde se exponen cuáles son los que asignan más y menos días de vacaciones a los trabajadores.
Europa a la cabeza
Los países europeos llevan la delantera en cuanto a la cantidad de días, siendo Francia y Finlandia los que más días brindan, llegando a 30 hábiles. Les sigue Reino Unido con 28 días hábiles e Italia con 26.
Brasil irrumpe también con 26 días hábiles de vacaciones, luego, con 25, se enlistan Dinamarca, Austria, Suecia y Eslovaquia. Países como España o Portugal establecen 22.
La mayoría de los países europeos superan los 20 días de vacaciones, una realidad no imitada por la región latinoamericana, donde Uruguay se acerca, ofreciendo 20 días hábiles, aumentando un día por cada cuatro años de servicio en la misma organización.
Pero en general, de acuerdo a lo publicado por el portal, el promedio en Latinoamérica es de 15 días hábiles.
Por otro lado, los que menos tiempo tienen, son Japón y Estados Unidos, que otorgan en promedio 10 días y por último, México que brinda seis días y van aumentando de a dos días por cada año trabajado hasta llegar a los 12.
Lógicamente a los días de vacaciones pagas se le suman los días de descanso, como por ejemplo, los días festivos, que a la larga en el año, pueden sumar una gran cantidad, dependiendo del país.
En un entorno tan demandante como el actual, tener la posibilidad de desconectarse realmente del trabajo, es una necesidad, además de un derecho. Y si bien dicen que importa más la calidad por sobre la cantidad, de acuerdo a un estudio elaborado en Estados Unidos por la consultora OnePoll, se necesitan en promedio cuatro días para desconectarse del trabajo realmente, es decir, durante los primeros cuatro días que nos tomamos, nuestro cerebro todavía sigue enganchado a las responsabilidades.
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