"Todo se debe hacer bajo dos premisas centrales: la primera es fijar los protocolos generales y aquellos flexibles. En el primer caso hablamos de la infraestructura adecuada en las instituciones, el protocolo pedagógico que determine qué harán los chicos en las clases, y por el lado de flexible, que se adapten los requerimientos considerando la cantidad de alumnos que tiene cada institución, la situación epidemiológica de esa zona”, señaló.
Según Ramírez, debido a estos factores, no se puede pensar en una vuelta automática masiva, por lo tanto, se debe pensar en grupos y adaptar ese esquema en instituciones educativas de 5.000 alumnos o de 300 alumnos. “En ese sentido se habla de protocolo flexible”, comentó.
Este año solamente se pretende hacer pruebas pilotos, de acuerdo con Ramírez, con aquellos colegios e instituciones interesados en ir probando un gradual retorno a las clases, con los diferentes grados o cursos. “Pensar en un retorno general para este año es improbable por cuestión de tiempo”, resaltó.
"Se tendrá que utilizar dos modalidades. Pensamos que la virtualidad vino para quedarse, y mucho debe seguir desarrollándose por medios virtuales, y necesitamos una mesa técnica con el Ministerio para elegir los contenidos que serán desarrollados en formato presencial. Ahora, alguien puede optar por no asistir de forma presencial, entonces el sistema debe estar preparado para brindar esa misma educación en ambos modelos, y lo que no puede pasar es que se pase de un modelo a otro constantemente", advirtió.
Es decir, que un alumno posiblemente deberá elegir cómo realizará su año lectivo, subrayó. “Esto más bien para organizar los contenidos y adaptar el programa educativo a ambas plataformas”, confirmó.
Según una encuesta de la Aiepp, un 60% de las personas está de acuerdo con el retorno de las clases presenciales y un 40% estaría a favor de seguir utilizando las plataformas digitales.
No obstante, las posturas varían según la edad del estudiante, ya que los padres de los más pequeños son proclives a no mandarlos a las clases presenciales y en el caso de los adolescentes, están más a favor con el regreso a clases.
"Lo que se hizo fue digitalizar la presencialidad, entonces ahí no cambia nada –sobre exigencias en materias-, incluso algunos han superado con creces los rendimientos que venían teniendo. Un ejemplo es un chico que hizo hasta la fecha 3.000 ejercicios matemáticos a través de nuestra app, y literalmente no hay forma de hacer esa cantidad de ejercicios en un formato presencial. Esto demuestra que le encanta las matemáticas y que con esta app puede potenciar su interés, en su tiempo libre", expresó.
Para Ramírez, las plataformas online pueden potenciar las capacidades y hacer un análisis de los puntos fuertes y débiles de cada alumno, para luego crear un plan educativo que ayude a optimizar sus conocimientos.
Mora
Al comienzo de la pandemia se tenía un índice de mora de 70% a 80%, pero en octubre descendió hasta un promedio de 40%. Pero igualmente “esta cifra está por encima de los niveles de mora que se tenían en años anteriores”, puntualizó.
“Incluso, ya que se tuvieron algunos descuentos en las cuotas, este año será un poco más ajustado”, declaró.