Según López, directora del Servicio de Saneamiento Ambiental (Senasa), −durante un encuentro de la Unicef−, más de 1 millón de paraguayos no tienen acceso a un baño y alrededor de 50.000 personas se ven obligadas a defecar al aire libre. Mientras que, a nivel mundial, la cantidad de personas que deben hacer sus necesidades en alcantarillas, detrás de arbustos o en masas abiertas de agua, se eleva a 892 millones y al menos 3.000 millones no disponen de instalaciones básicas para el lavado de manos, según datos del 2019 de las Naciones Unidas.
Estas condiciones repercuten en la salud, puesto que los residuos de origen humano sin tratar pueden propagar enfermedades al contaminar el suministro de agua y la cadena alimentaria. Para tener una idea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la superficie de tierras de cultivo en las zonas periurbanas regadas principalmente con aguas residuales urbanas se eleva aproximadamente a 36 millones de hectáreas (equivalente al tamaño de Alemania). Entretanto, al menos 2.000 millones de personas beben agua de una fuente contaminada con heces según la OMS.
Según Naciones Unidas, a nivel global, se producen 432.000 muertes por enfermedades diarreicas cada año debido a servicios de saneamiento deficientes. Y las enfermedades asociadas a un servicio de saneamiento deficiente son el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
Para hablar de un servicio de saneamiento gestionado de forma segura se debe utilizar instalaciones sanitarias higiénicas independientes de otros hogares que, bien permiten almacenar las excretas in situ de forma segura imposibilitando todo contacto con las personas, bien permiten su transporte a centros externos de tratamiento, protegiendo así a personas y medioambiente de patógenos.
Además, un factor que empeora las condiciones de los servicios de saneamiento es el cambio climático, sobre todo con las inundaciones, la sequía y el aumento del nivel del mar. Las inundaciones, por ejemplo, pueden contaminar los pozos utilizados para el agua potable o dañar los inodoros y esparcir los desechos humanos a las comunidades y cultivos alimentarios, causando enfermedades crónicas y mortales.
Sistema de saneamiento sostenible
“Los sistemas de saneamiento sostenible hacen un uso productivo de los desechos para impulsar la agricultura de manera segura y reducir y capturar las emisiones para obtener energía más ecológica”, de acuerdo a un comunicado de Naciones Unidas.
El saneamiento sostenible inicia con un inodoro que capture de manera efectiva los desechos humanos en un entorno seguro, accesible y digno. Después los desechos se almacenan en un tanque, que puede ser vaciado más tarde por un servicio de recolección o transportado por tuberías.
La siguiente etapa es el tratamiento y la eliminación segura. La reutilización segura de desechos humanos ayuda a ahorrar agua, reduce y captura las emisiones de gases de efecto invernadero para la producción de energía y puede proporcionar a la agricultura una fuente confiable de agua y nutrientes.
Programa Lazos de Agua
Se trata de una iniciativa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), The Coca-Cola Foundation, Fundación FEMSA y Fundación One Drop, facilitará el acceso sostenible a servicios de agua y/o saneamiento e higiene a 200.000 personas y fomentará el cambio de comportamiento en 190.000 a través de intervenciones de arte social, en Colombia, Guatemala, México, Nicaragua y Paraguay, al cierre del año 2022.
En Paraguay, a través del proyecto Y Kuaa, fueron beneficiadas 6.950 personas con la construcción de sistemas nuevos o mejorados de alcantarillado y/o saneamiento; casi 24.500 personas se han beneficiado con acceso a agua, saneamiento e higiene y más de ?8.800 de ellas ?han participado en actividades de ?Arte Social para el Cambio de Comportamiento?, en 58 comunidades.