“El año 2020 va en camino a ser uno de los más cálidos jamás registrados, con incendios forestales, tormentas y sequías que continúan causando estragos. El Informe sobre la Brecha de Emisiones muestra que una recuperación verde de la pandemia puede reducir enormemente las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a frenar el cambio climático”, expresó Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
La publicación indica que en 2019 las emisiones totales de gases de efecto invernadero -incluyendo el cambio de uso de la tierra- alcanzaron un récord de 59,1 gigatoneladas de CO2 equivalente (GtCO2e). Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero aumentaron en promedio 1,4% anual desde 2010, pero en 2019 este incremento fue más rápido, de 2,6%, debido al mayor impacto de los incendios forestales. Como resultado de la reducción en los viajes, la actividad industrial y la generación de electricidad este año a causa de la pandemia, se prevé que las emisiones de dióxido de carbono caigan hasta 7%.
Sin embargo, este recorte se traduce en una reducción de solo 0,01°C en el calentamiento global para 2050. Mientras tanto, las NDC (Contribuciones Nacionalmente Determinadas) siguen siendo inadecuadas para el logro de los objetivos climáticos.
La recuperación verde es crucial
Una recuperación verde, es decir, sostenible, puede reducir hasta 25% las emisiones esperadas en 2030 según las políticas vigentes antes del COVID-19. Estas medidas situarían las emisiones en 2030 en 44 GtCO2e, en lugar de las 59 GtCO2e previstas, un escenario mucho mejor que el de las reducciones de emisiones contempladas en las actuales NDC no condicionadas de los países, que dejan al mundo encaminado hacia un aumento de temperatura de 3,2°C.
Conforme al reporte, una recuperación ecológica de este tipo pondría las emisiones dentro del rango que contempla un 66% de posibilidades de mantener las temperaturas por debajo de 2°C, pero aún sería insuficiente para alcanzar el objetivo de 1,5°C.
Las medidas a priorizar en la recuperación fiscal verde incluyen el apoyo directo a las tecnologías e infraestructuras de cero emisiones, la reducción de los subsidios a los combustibles fósiles, la eliminación de nuevas plantas de carbón y el impulso de las soluciones basadas en la naturaleza, incluyendo la restauración de paisajes a gran escala y la reforestación.
Según el informe, hasta ahora las medidas fiscales de recuperación sostenibles son limitadas. Alrededor de una cuarta parte de los miembros del G20 dedicaron parte de su gasto -hasta 3% del PIB-, a medidas bajas en emisiones de carbono.
No obstante, sigue existiendo una gran oportunidad para que los países implementen políticas y programas sostenibles. Los gobiernos deben aprovechar esta oportunidad en la próxima etapa de intervenciones fiscales del COVID-19, indica la publicación.
El informe también señala que el creciente número de países que se comprometieron a lograr cero emisiones netas a mediados de siglo demuestra un "avance significativo y alentador". Hasta el momento de finalización del informe, 126 países que producen 51% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero habían adoptado, anunciado o estaban considerando metas de neutralidad de emisiones. Aún así, para que sean factibles y creíbles, estos compromisos deben traducirse urgentemente en políticas y acciones sólidas a corto plazo y ser reflejados en las NDC.
El reporte afirma que los niveles de ambición en el Acuerdo de París todavía deben triplicarse, aproximadamente, para encaminar al mundo a la trayectoria de 2°C y aumentarse al menos cinco veces para la vía de 1,5°C.