La red 5G será una tecnología de comunicación transformadora de esta generación. Estimaciones de Nokia y Telefónica sugirieron en 2020 que las redes 5G pueden ser hasta un 90% más eficientes por unidad de tráfico que las predecesoras 4G. Debido a esto, estas requieren mucha más energía e infraestructura debido a la mayor densidad de red, la alta dependencia en infraestructura y sistemas de TI, así como el mayor y acelerado crecimiento de tráfico en la red.
Se prevé que el tráfico global de la red 5G superará a la 3G/4G para el 2025, lo cual hará que la sostenibilidad energética se convierta en una prioridad urgente para los operadores. De hecho, el 40% de las empresas encuestadas consideró que la eficiencia energética debería ser la primera o segunda prioridad para los operadores de telecomunicaciones a la hora de implementar las redes 5G.
En el informe ¿Por qué la gestión de energía es crítica para el éxito de la 5G?, STL Partners y el proveedor global de soluciones de continuidad e infraestructura crítica digital Vertiv, concluyeron que los operadores de telecomunicaciones deben hacer frente a estos desafíos de dos maneras: adoptando buenas prácticas de eficiencia energética en sus redes y animando a sus clientes a adoptar servicios que permitan el uso de la red para reducir las emisiones y el consumo en todos los ámbitos de la vida. Esto, a través de un esquema concluido por la entidad sondeadora, que plantea cinco categorías de buenas prácticas.
Estas categorías se clasifican en: tecnología de red, que implica la implementación de hardware y software diseñados y operados para la eficiencia; infraestructura, en instalaciones que incluyan nuevos centros de datos que soporten nuevas tecnologías de información; gestión de infraestructura, mediante recursos adecuados para medir, monitorear, gestionar, mejorar y automatizar la red; organización y evaluación, desde perspectivas holísticas de costos e inversiones; y por último, trabajo conjunto, colaborativo e innovador en todos los anteriores aspectos, en modelos comerciales no tradicionales.
Cambio tecnológico que promueve la colaboración
“Los operadores de telecomunicaciones están logrando ahorros significativos en energía y costos por medio de evaluar todos los ecosistemas alrededor de sus operaciones de red: las personas, los objetivos, la infraestructura y los socios”, indicó Scott Armul, vicepresidente de Energía de CD y Planta externa Global en Vertiv. “Debido a la dependencia en TI para permitir las aplicaciones 5G, se requiere un alto nivel de colaboración entre los operadores, los fabricantes de equipos originales (OEM), los proveedores de infraestructura y los clientes para garantizar que las implementaciones se optimicen y se persiga toda la eficiencia posible”, agregó.
“Para alcanzar un progreso significativo en el frente de la sostenibilidad, debemos pensar en cambios más fundamentales en nuestra industria. Esto incluye todo, desde el diseño del centro de datos hasta la adopción de soluciones de energía alternativa”, indicó Daniel de Vinatea, director de Servicio al Cliente y Operación de Ventas en Vertiv Latinoamérica.
Como ejemplo de aporte colaborativo, mencionó que es un peldaño significativo el acceso a equipos energéticamente eficientes de potencia, enfriamiento y monitoreo, que permitan configuraciones que multipliquen dichas eficiencias.
Oportunidades para el progreso
El informe identificó tres industrias con el potencial para realizar mejoras significativas a través del uso de los servicios 5G: fábricas en general, transporte y logística, y salud.
El sector de la fabricación podría generar hasta US$730.000 millones para 2030 por medio del uso de la red 5G para permitir una automatización y un mantenimiento avanzados y predictivos.
El sector del transporte y la logística podrían generar hasta US$ 280.000 millones para 2030 por medio de una avanzada asistencia al conductor, una infraestructura de tráfico conectada y entregas automatizadas en el hogar.
Finalmente, el informe sugiere que para 2030 la red 5G podría permitir que el sector de la salud ofrezca un mejor acceso a los servicios de atención médica para hasta 1.000 millones de pacientes y al mismo tiempo reducir las emisiones por medio de una mayor utilización de los activos, un menor desplazamiento de los pacientes hasta las clínicas y una mayor productividad clínica.