El comercio fronterizo representó el año pasado, según datos del BCP, más del 22% de las exportaciones totales del país. Y la tendencia tiene signo positivo. Es una buena noticia para los comerciantes de las ciudades que viven del turismo de compra, con Ciudad del Este como ejemplo principal, aunque no es el único. Pero vuelven a escucharse voces que piden una reconversión de estas localidades.
Una de las que sonaron fuerte fue la del presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Enrique Duarte, quien dijo que el modelo que en su momento impulsó el crecimiento social, efectivo en el pasado, ya no es el más efectivo, y que si lo que se pretende es un desarrollo que fortalezca a las comunidades locales, es imperativo reconsiderar y renovar la estrategia.
El economista Amilcar Ferreira dijo que la estrategia, en general, es que crezcan más sectores, pero advirtió que no es un proceso fácil ni a corto plazo, y que requiere capacitación. Agregó que ese proceso de modificación de la estructura económica se puede acelerar si tiene éxito la atracción de inversiones.
“Por eso decimos siempre que es importante el grado de inversión. Paraguay tiene que ir avanzando en ese proceso de fortalecimiento institucional para ir mejorando la calificación crediticia y el grado de inversión porque eso es lo que va a generar la venida de inversiones importantes”, expresó.
Destacó que es cierto que Paraguay tiene un éxito relativo en atraer inversores, pero todavía se encuentra en el tercio más bajo de la tabla en esa materia, no es de los países más exitosos de la región, si bien ha habido un crecimiento del sector secundario y del sector terciario.
Alertó que todavía es insuficiente la cantidad de empleo para lo que demanda la población, lo que hace que mucha gente que no encuentra empleo formal, opte por el autoempleo. “Y ahí surgen los mesiteros, los vendedores ambulantes, los mototaxistas”, expresó, al tiempo de recordar que en Paraguay 3 de cada 4 trabajadores son independientes, es decir, trabajan por cuenta propia.
Para la economista Martha Coronel, es justo y necesario que las ciudades fronterizas dejen de depender en gran medida del comercio fronterizo, como se vio en la pandemia. No obstante, dijo que el modelo actual puede subsistir mientras no haya un shock externo.
“No se plantea dejar el comercio fronterizo, pero sí diversificar la producción. La salida es montarse a la cadena de la industria brasileña, tener zonas francas, parques industriales para vender en el extranjero -y no solo mediante la maquila-; también pueden crearse empresas que controlan calidad”, añadió.
¿Cuánto llevaría la reconversión? “Por lo menos una década, si se hacen bien las cosas, si se fortalecen las instituciones, y el país va mejorando su imagen internacional. Ahí va a haber un éxito creciente en cuanto a la inversión, que es lo que necesitamos”, aseveró Ferreira.