¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Desde mi primer trabajo tuve el privilegio de acompañar muy de cerca a empresarios. Tuve como líderes a personas jóvenes, entusiastas e innovadoras de quienes aprendí mucho. Pero si miro más atrás, el espíritu empresarial lo traje de casa. Mi papá era un emprendedor, microempresario exitoso, aunque muy sacrificado. Él me dejó muchas enseñanzas. Y cuando tuve la oportunidad de trabajar en el exterior –y llegó el momento de mudarme con mi familia al extranjero-, es cuando tuve que cambiar mi forma de pensar: aunque yo no era dueño de la inversión extranjera, sí fui el único responsable de que las cosas funcionen. Ahí tuve que pensar como dueño.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
Creo que cada uno, con el tiempo, encuentra su camino. Estoy acostumbrado a luchar y a trabajar por lo que tengo; y mi camino no fue corto, sino bastante largo. Y para mi gusto, a veces el ritmo era muy lento. A veces creo que el mayor obstáculo fue ser demasiado cauteloso; y tuve que acostumbrarme al riesgo.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
Mi mayor éxito fue tener siempre un equipo humano de excelencia, que me rodea en todos los momentos. Conseguir personas comprometidas, proactivas, y que lideran por encima de su cargo es para mí el éxito.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Siempre estuve acompañado por personas con mucha experiencia, pero si hoy miro hacia atrás, me hubiera gustado tener al lado un mentor cuando joven. Un mentor que te enseña lo que ninguna academia te da, lo práctico del día a día, con fundamento y experiencia. Es de suma importancia tener un mentor de confianza.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Yo veo al Estado como algo muy necesario para que un empresario se pueda desenvolver correctamente. Lógicamente, el Estado puede restringir o fomentar al éxito, es el que nos da el marco regulatorio donde nosotros podemos actuar. Y si el Estado entiende que en gran parte es el sector privado el que colabora con la producción e industrialización del país, el que crea fuentes de trabajo, entonces lo veo como un aliado. Para mí el Estado nunca fue un socio comercial, pero sí muchas veces un aliado.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
Yo percibo al empresario paraguayo como muy resiliente, y realmente admiro a los emprendedores que se animan a entrar en estas aguas revueltas que son a veces los negocios. Es de suma importancia tener un orden dentro del emprendimiento para poder llevarlo al éxito, mucha perseverancia y paciencia.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Creo que hoy en día es muy importante que tenga una buena formación y, de ser posible, en su área.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Hay tantos libros buenos y útiles, que es difícil sugerir uno único para todos. Para mí un libro inspirador siempre va a ser la biografía autorizada de Steve Jobs. Y por otro lado, la Biblia.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Es fundamental que el equipo sepa a dónde vamos, qué exigimos. Tener objetivos claros y mantener informado al equipo. Después, hay que escuchar, y dedicarle tiempo a eso. Son personas, y detrás de cada colaborador hay alguien, y es importante tenerlo siempre presente.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Mi esposa y mi familia fueron y serán siempre mi cable a tierra. Y, por otro lado, es importante conocerse a sí mismo, saber hasta dónde uno puede llegar. Para mí es importante desconectarse de vez en cuando y poner algunos límites, ya que en estos tiempos digitales parece que uno siempre está conectado. Entonces, una salida espontánea juntos en moto, o de repente una simple cena de a dos, o compartir con amigos ayudan a desconectarse para que la creatividad vuelva a fluir. Momentos de calidad me quitan el estrés.