Jorge Bernardes, presidente del Club de Ejecutivos del Paraguay, destacó la necesidad de priorizar la educación como política de Estado. "Así como estamos bien en lo económico, con control de deuda externa, inflación y ventajas competitivas, deberíamos calcar eso en materia educativa", afirmó. Bernardes subrayó que la falta de educación de calidad es una de las principales causas de la pobreza extrema entre los jóvenes. "Estos jóvenes son una consecuencia de que el Estado no les brindó las herramientas necesarias para educarse", señaló. Además, mencionó la importancia de la educación financiera y la creación de más fuentes de trabajo a través de la atracción de inversiones extranjeras y el desarrollo de industrias como la metalúrgica, la confección y la atención al cliente.
Por su parte, Julio Fernández, de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), enfatizó la importancia de estrategias mixtas para abordar el problema. "En el corto plazo, la pobreza extrema necesita asistencia focalizada, pero a largo plazo, la única forma de reducirla es generando empleos de calidad y creciendo económicamente", explicó. Fernández propuso reforzar programas de capacitación laboral técnica, como los ofrecidos por la SNPP y la Sinafocal, para ajustar las trayectorias laborales y de ingreso de los jóvenes.
También destacó la necesidad de que el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) redireccione sus esfuerzos hacia las nuevas tendencias tecnológicas del mercado laboral y promueva los colegios técnicos. "No todo pasa por la preparación de los jóvenes; la estructura económica del país debe generar más y mejores puestos de trabajo", añadió.
Patricia Dos Santos, de Jobs, coincidió en que la falta de educación y capacitación es un obstáculo para que estos jóvenes accedan a empleos dignos. "Una vez que llegan a la juventud, ya no hay programas gubernamentales para ellos, solo becas a las que no pueden acceder. Es un círculo vicioso", afirmó. Dos Santos propuso identificar a estos jóvenes y brindarles una capacitación intensiva en habilidades laborales, acompañada de un programa de pasantías supervisadas. "Esto les permitiría adquirir experiencia laboral y competir por puestos de trabajo dignos", explicó.
Los tres referentes coinciden en que la solución a la pobreza extrema entre los jóvenes requiere un enfoque integral que combine educación, capacitación y generación de empleo. Sin embargo, también destacan la importancia de que el Estado y el sector privado trabajen de manera coordinada para implementar políticas efectivas. La falta de oportunidades educativas y laborales no solo afecta a los jóvenes en situación de pobreza, sino que también limita el desarrollo económico y social del país.
En un contexto donde la economía paraguaya muestra fortalezas en varios aspectos, como el control de la inflación y la deuda externa, resulta paradójico que miles de jóvenes sigan excluidos del sistema. La inversión en educación y capacitación, junto con la creación de empleos formales y bien remunerados, no solo permitiría reducir la pobreza extrema, sino también aprovechar el potencial de una generación.