¿Cómo se inició en el mundo empresarial?
La empresa fue creada por los hermanos Eusebio y Modesto. Yo soy el hijo de Modesto. Vivimos 10 años en San Pablo, Brasil, donde papá trabajaba en una empresa química. Volvimos en 1970 y tenía que trabajar en algo, pero no sabía en qué hasta que vino un amigo argentino, Antonio Salguero, que también vivía en San Pablo y tenía una heladería. Le dijo a mi papá que pusiera una heladería en Paraguay, que le iba a ir bien por ser un país caluroso y que él le iba a ayudar. Vino a enseñarle a papá sin cobrarle nada. Se compraron las maquinarias y así empezó un sueño. La heladería se abrió en 1973.
Empezamos con un local pequeño y una pequeña fábrica en nuestro local de Villa Morra. Hoy tenemos 200 locales, dando trabajo a mucha gente, con materia prima paraguaya. Hoy logramos el éxito.
¿Con qué obstáculos se encontró en su carrera empresarial?
Hubo muchos obstáculos porque era un mercado pequeño con pocas marcas. Por ejemplo, el helado se consumía en la heladería, la gente no lo llevaba a casa porque no había congeladoras. Además, faltaba provisión de materia prima, muchas debían ser importadas. Pero esos obstáculos nunca menguaron el ánimo de ir creciendo desde el primer día. Ahora vamos a cumplir 49 años y siempre le ponemos mucha pasión a lo que hacemos. A uno le debe gustar lo que está haciendo y siempre hay que tratar de ir mejorando, hay que reinventarse diariamente.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir al empezar como empresario y le daría a un emprendedor?
A mí no me aconsejaron nada. Fue el esfuerzo detrás de un sueño. Uno siempre tiene que soñar, porque es gratis y el cielo es el límite. Y tener desafíos; te podés equivocar muchas veces, pero así vas aprendiendo.
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¿Qué le aconsejaría a quienes se inician como empresarios?
El consejo que le doy a quien quiere emprender algo es que no tenga miedo, que el miedo no le robe los sueños, que sea emprendedor y, sobre todo en esta época, que sea muy innovador; diferenciarse siempre de la competencia y ser la referencia en el mercado. Eso cuesta porque hay mucha competencia, pero también digo que la competencia es muy buena porque te obliga a ir mejorando día a día. Si va a fabricar algo u ofrecer un servicio, debe ser el mejor de todos, siempre apostando a la calidad.
¿Cuáles son los obstáculos que hoy tiene un emprendedor?
Un obstáculo que encuentro es la capacitación para los colaboradores, es decir, cuesta mucho encontrar recursos humanos calificados y muchas veces tenemos que recurrir a extranjeros. Siempre aparecen problemas y uno tiene que ir remando, debemos apostar siempre a la producción, combatir la pobreza en un país como el nuestro a través del sector privado, que sea el motor de la economía y que el Estado intervenga lo menos posible y que nos dejen trabajar tranquilamente.
¿El Estado es un obstáculo o una ayuda?
El Estado es una gran carga para el sector privado, nosotros somos el motor y tenemos que estar arrastrando eso que se llama Estado gigante, que en vez de invertir en rutas, en desagües cloacales, en caminos, dirige todos nuestros impuestos a gastos rígidos. Tiene que venir un presidente que empiece a achicar el Estado.
En la pandemia tuvimos que cerrar todos nuestros locales, tuvimos que bajar el salario a los funcionarios porque no teníamos ventas; sin embargo, el Estado siguió creciendo. Ahí es donde veo injusticias y privilegios para el sector público, que trabaja menos horas.
¿Qué libro recomendaría al empresario principiante?
Me gustó mucho Padre Rico, Padre Pobre, de Robert Kiyosaki y Sharon Lechter; y Estrategia del Océano Azul, de Renée Mauborgne y W. Chan Kim; en este último recuerdo que dicen: no importa la competencia, siempre hay que hacer algo diferente y desmarcarse de todos, la competencia no tiene mucha importancia.
¿Cómo mantiene motivados a sus colaboradores?
En Amandau, su principal capital es la parte de recursos humanos. Hay que darles capacitación permanente, que trabajen en un ambiente sano, donde se puedan desarrollar y lograr objetivos. Falta capacitación para el personal, pero además hacemos actividades sociales, deportivas, para que nuestros colaboradores se sientan motivados e importantes como personas.
¿Cómo lidia con el estrés?
Hay cosas que no vas a poder solucionar, por ejemplo, la inclemencia del tiempo, no es un mal menor que llueva un fin de semana, no solo para la heladería, sino para todas las actividades, porque el consumo se da principalmente los fines de semana. Cuando llueve baja la venta y eso ya no se puede solucionar. El estrés es permanente, uno tiene que saber lidiar con eso, por eso hay que delegar y rodearse de gente que sepa más.
¿Cómo ve el mercado hoy y qué perspectivas tienen?
Creo que si el clima ayuda vamos a tener una muy buena temporada. Estamos lanzando nuevos productos, reinventándonos, innovando, así que el cielo es nuestro límite. Nosotros no usamos la palabra crisis, particularmente considero que es un estado mental. Hay que soñar y que los obstáculos no destruyan las ganas de seguir adelante, pensar en positivo, con humildad y sencillez.