Empecemos con las malas noticias, el boletín de la Unión de Gremios de la Producción lanzado a finales de marzo indicó que las abundantes lluvias generaron pérdidas del 25% en la soja tardía sembrada en octubre. A la vez, el presidente de la UGP, Héctor Cristaldo, comentó otra de las consecuencias negativas, “la mayor dificultad es el traslado, en la semana se tuvo que descargar 15.000 litros de leche porque no se podía trasladar, ya que no hay forma de transitar los caminos, pero estas son dificultades normales del campo”, agregó Cristaldo.
En lo que respecta a la ganadería, Cristaldo agregó que con las lluvias “todo está parado”, en especial el traslado de los animales al invernadero, en cambio, en la agricultura las lluvias dan una mano a las siembras, aunque los agricultores deberían estar atentos a los cuidados y el control de plagas que genera la humedad. En el mismo boletín de la UGP, la organización afirma que la soja zafriña –fuera de época– de enero tiene muy buenas perspectivas y el maíz zafriña, del mismo mes, está cada vez mejor, al igual que las sembradas en la primera quincena de febrero.
José Berea, presidente de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) afirmó que su sector la pasa bien con estas lluvias, porque tanto la soja como el maíz están en época de sembrado y como las lluvias no están viniendo de forma muy impetuosa, mejoran las condiciones de humedad. “Si las mismas vienen en exceso, pueden traer algunas complicaciones. Lo que necesitaremos un poco más adelante, más o menos entre el 15 y el 20 de abril, es que salga el sol para ayudar a las cosechas”, añadió el titular de la Capeco.
Berea apuntó que es posible que en las zonas donde se produce arroz probablemente haya dificultades por estar ubicadas en zonas ribereñas. Quien también estuvo de acuerdo con Berea en ese análisis fue Édgar Mayeregger, coordinador de la Unidad de Gestión de Riesgos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Señaló que el arroz no necesita excesos hídricos y que en el agro, a pesar de que se atrasen las operaciones, hay beneficios por la humedad en cultivos como la soja, el maíz, canola, caña de azúcar y la parte horticultura.
Prestar atención
“Lo que se debe controlar son las enfermedades. Tenemos alta humedad y a temperatura no tan baja, se genera una presión fitosanitaria importante en los cultivos”, reveló Mayeregger.
Un punto positivo que Mayeregger nombró como relevante es que con las lluvias se están recargando los acuíferos, los tajamares y otros recursos hídricos en comparación con lo ocurrido en abril del período pasado, cuando disminuyeron porque no hubo tantas lluvias.
“A pesar de que hayan algunos daños, se contrarresta la falta de agua, lógicamente en las zonas ribereñas van a tener problemas, pero donde no hay recursos hídricos importantes se genera un nivel de humedad que permite trabajar bien”, complementó.
El funcionario del MAG aclaró que el hecho de que haya precipitaciones no significa que el panorama sea completamente negativo o positivo para la agroganadería y agroindustria. Es suficiente percatarse de eso porque en esta coyuntura, por ejemplo, la ganadería está bien posicionada en cuanto a pasturas y recursos hídricos, pero en contraparte la producción de mandioca podría verse afectada por los inconvenientes que tienen los productores para salir a cortar las ramas y la posible acumulación de humedad.
“El traslado de silo a silo, de campo a silo o de productos ya elaborados como la leche obviamente se ven perjudicados o postergados por la dificultad para transitar caminos. También el almacenamiento de la producción podría estar en riesgo por la humedad. No hay que ver solo lo que ocurre en el campo, es importante tener en cuenta lo que pasa con la postcosecha”, finalizó Mayeregger.