Maricarmen Sequera, abogada y cofundadora de la organización TEDIC, explicó que las compañías tecnológicas de Estados Unidos están protegidas por las leyes, específicamente por la sección 230 de la ley de Decencia de las Comunicaciones, que resguarda a las plataformas -desde las más grandes a las más pequeñas- del contenido creado por sus usuarios, por lo tanto, en caso de daños y perjuicios debe ser demandado el autor del hecho.
Según lo comentado por Sequera, cada plataforma tiene una política de contenido, cuyos permisos son bastante amplios y muy discrecionales, razón por la que a veces los usuarios son censurados, se eliminan perfiles o se borran u ocultan ciertas informaciones, como sucedió meses atrás con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cuando Facebook, Instagram y Twitter eliminaron una publicación en la que desestimaba el aislamiento social para prevenir el coronavirus, calificándolo de desinformación, y más recientemente se dio con Donald Trump, tras ciertos tuits -de diferente tipo- que Twitter decidió ocultar con una advertencia o bien colocar una etiqueta para chequear la información.
“En términos generales, es muy importante tener en cuenta el elemento principal -aunque no absoluto- del derecho a la libertad de expresión, y esto significa que un discurso de odio puede ser muy subjetivo en Paraguay en comparación a Brasil, África o en Asia, la interpretación y las maneras de solucionar conflictos son muy subjetivas, por lo tanto las plataformas no pueden censurar de forma automatizada los posteos porque sus políticas están relacionadas a la idiosincrasia del país, y en el caso de estas redes sociales, a Estados Unidos. Es una zona bastante gris en la que moderar o eliminar de una manera automática como lo están haciendo algunos algoritmos de estas plataformas es desproporcional. La moderación de contenido es un tema muy discutido por muchas organizaciones”, expresó la abogada.
Del mismo modo, Sequera manifestó que por la desinformación no pueden existir bloqueos, puesto que la verdad o mentira también es subjetiva y es complejo definirlas. “Es otro tema muy debatido tanto en Estados Unidos como en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Por temas de desinformación no puede haber bloqueos, es decir, la información puede ser inventada todo el tiempo, salvo en el caso de alguna plataforma de interés público como los medios, porque es muy subjetivo identificar qué es mentira y qué es verdad realmente, y la mentira también forma parte de la libertad de expresión”.
Finalmente la abogada agregó: “Los relatores especiales de la libertad de expresión, privacidad y promociones de otras libertades consideran no regular con tanta minuciosidad la desinformación, por lo tanto la mejor prevención es la educación para que las personas puedan traducir y pensar previamente qué información puede servirles y cuál no, por eso es que no está tan bien que haya directamente una campaña de censura sin una conversación o una etapa educativa previa”.