Calabrese recordó que su camino no empezó directamente en las artes. “Yo empecé estudiando comunicación, que fue la parte más formal, después empecé con el teatro y ahí ya me metí de lleno como actor verdad, y en paralelo siempre me gustó vestirles a mis personajes y después ya le empecé a vestir a mis compañeros y a dirigir producciones”.
Ese interés lo llevó a vestir a artistas en conciertos internacionales: Lady Gaga, el Cirque du Soleil y el más reciente Green Day y hasta producciones infantiles, “mi primer concierto fue Patito Feo, era refanático en ese entonces, pero uno tiene muchísima responsabilidad, porque estás en un espacio íntimo con los artistas. No hay margen de error. Tenés que estar en la oscuridad, con una linterna, haciendo cambios rápidos. Es adrenalina pura”, contó.
En la mirada de Calabrese, el vestuario no se limita a ser un complemento estético. “Para mí es una forma de expresión artística. Es adornar un personaje, pero también es transmitir lo que tiene en el corazón. Es un lenguaje en sí mismo”, afirmó.
Ese mismo lenguaje se potenció en su faceta drag. “Llegar a ser drag es la máxima expresión del vestuario. Esos personajes son visuales, llamativos, pero nunca frívolos. Todo tiene un sentido. El vestuario es parte del relato, es el cuerpo hablando”, explicó.
El nacimiento de Menta Green estuvo marcado por el juego teatral. “En mis primeras clases de teatro, con Agustín Núñez, ya exploraba personajes femeninos. Después pasé por varios nombres hasta que finalmente surgió Menta Green”, dijo.
El nombre es también un homenaje a su madre, Clementa. “Ella siempre aprueba mis looks antes de salir. Le muestro todo y celebra conmigo. Para mí significa mucho, porque entiende que el drag es un arte hermoso”, comentó.
Con el tiempo, Menta se convirtió en un personaje vibrante, en constante transformación. “A veces soy toda blanca, otras veces verde, a veces más colorinche, depende del lugar, de lo que quiero contar. Nada es al azar, pero siempre la primera consigna es divertirse. Eso el público lo percibe”, subrayó.
La fusión entre actor, vestuarista y drag queen le permite a Calabrese abordar cada proyecto desde una visión integral. “Es como un todo. Conozco el ritmo del escenario, sé lo que implica un cambio rápido y entiendo la importancia del vestuario en la narrativa. Todo eso se combina en mis creaciones”, detalló.
Su proceso creativo se alimenta de referencias diversas: películas, homenajes, colaboraciones con su familia y amigos. “Armo carpetas, pruebo combinaciones, voy armando looks que tienen un porqué. Y me gusta que cada creación tenga fuerza, que no pase desapercibida”, describió.
Para Calabrese, el drag es un espacio de libertad. “Yo siempre digo que el drag no tiene reglas. Justamente se trata de romperlas. Es enseñar a la gente que la libertad existe y que se puede expresar en el escenario y fuera de él”, puntualizó.
En esa ruptura, Menta Green encontró su voz: “El drag genera impacto porque mezcla muchas cosas. Cada color, cada accesorio está justificado. Es un personaje con identidad propia. Y sobre todo es una celebración: del orgullo, de la creatividad, del derecho a expresarse”, agregó.