“Estamos muy preocupados. El rendimiento por hectárea bajó drásticamente y el contenido de almidón en las raíces está en niveles alarmantemente bajos”, señaló Regier. Mientras que años atrás se registraban porcentajes de entre 25% y 28% de almidón, actualmente esos valores caen por debajo del 20%, encareciendo los costos de producción y restando competitividad a la industria nacional. “Solo en el último mes tuvimos una merma del 30% en la extracción, lo que se traduce directamente en menos ingresos para productores y una pérdida de presencia en el mercado global”, agregó.
El panorama es aún más preocupante si se observa el comportamiento de las exportaciones: se estima que, en lo que va de este año, los envíos realizados al exterior cayeron entre un 30% y un 40% respecto al mismo periodo del 2024. Este descenso no solo afecta al sector privado, sino también al país en su conjunto, ya que la mandioca es el quinto rubro agrícola en superficie cultivada y una importante fuente de divisas. Sin embargo, como enfatizó Regier, el problema no radica en la falta de demanda o en los precios de venta. De hecho, el kilo de mandioca se paga hoy a G. 550 el kilo —muy por encima del histórico de G. 320— y el almidón se comercializa localmente a G. 120.000 la bolsa de 25 kilos.
El problema está en el campo. “Las causas principales son las condiciones climáticas adversas y un manejo deficiente del cultivo. Falta limpieza, hay poco control técnico y las prácticas agronómicas están desactualizadas”, afirmó el presidente de Capama. Ante este panorama, la solución no puede ser de corto plazo. El objetivo ahora es lograr más rendimiento en la superficie que ya se cultiva, en lugar de expandirla.
En este contexto, la reunión con el ministro de Agricultura, Carlos Giménez, marcó un punto de inflexión. Según Regier, el Gobierno se comprometió a conformar una mesa técnica de trabajo entre el MAG, el IPTA y el sector privado representado por la Capama, para elaborar un plan de recuperación que abarque tres frentes: investigación genética, capacitación a productores y adopción de mejores prácticas agrícolas. “No se trata solo de aumentar la producción, sino de recuperar la calidad de la raíz y, con ella, la rentabilidad del rubro”, puntualizó.
El desafío es grande, pero también lo es la voluntad del sector de salir adelante. Aunque la superficie de cultivo no ha disminuido drásticamente, el impacto económico ya se siente. Aún no se han cuantificado con precisión las pérdidas en divisas, pero la caída en exportaciones y el encarecimiento de la materia prima son señales claras de una crisis estructural.
El camino hacia la recuperación será largo, pero desde Capama se insiste en que hay una salida posible. Con el apoyo del Estado, el trabajo articulado con las instituciones técnicas y el compromiso del sector privado, Paraguay puede volver a posicionarse como un proveedor competitivo de almidón de mandioca en el mercado internacional. “Necesitamos actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde”, concluyó Regier.