La idea no es nueva, pero su aplicación sí. Reducir la semana laboral, o la jornada laboral, es una tendencia que ya lleva dando vueltas algunos años. Entre 2015 y 2019, en Islandia, hicieron una prueba piloto en la que bajaron las horas semanales trabajadas de 40 a 35 horas y hoy más del 80% de los trabajadores laboran bajo ese régimen.
Nueva Zelanda ya tiene una semana laboral de cuatro días, y algunas empresas de Alemania, Estados Unidos y Japón también la están adoptando. Y en Reino Unido y España hay iniciativas similares. También se trabaja 34 horas a la semana en Dinamarca, Noruega, Suiza, Países Bajos y Australia.
En Bélgica, en cambio, la reducción a cuatro días de labor se dio a cambio de aumentar la jornada a 9,5 o 10 horas. Otro caso es el de las empresas que accedieron, pero a cambio de una reducción salarial.
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Se citan como ventajas que acompañan a una semana laboral reducida el aumento de los beneficios en términos de productividad, salud, y medioambientales. Con estas ventajas adicionales ¿es viable en Paraguay? ¿Por qué?
“La idea es factible pero hay mucha resistencia para una innovación como esa. Por supuesto que puede tener beneficios reducir la semana laboral (a cuatro días de ocho horas, sin bajar los salarios): una población con más tiempo para hacer otras cosas; eso activa el comercio, el turismo, y otras áreas de la economía”, afirmó Amilcar Ferreira.
El experto agregó que el sector más adecuado para incorporar este régimen sería el de los trabajos en oficinas, pero aclaró que eventualmente se podría ampliar esta ventaja “a toda la sociedad”.
El aumento de la productividad, como ya se dijo, es uno de los beneficios citados como resultado del régimen propuesto, pero en Paraguay existe el temor de que ocurra al revés. Al respecto, Ferreira señaló que tal cosa no es así y que el problema de la productividad en nuestro medio tiene que ver con otras cuestiones como la organización del trabajo, de la sociedad, o de los horarios.
“Trabajar cuatro días no significa necesariamente ser menos productivo, sino utilizar mejor las horas y producir lo mismo que ya se producía en cinco días. Hacerlo en cuatro no significa disminución de la productividad y, por el contrario, puede significar importantes mejoras en la calidad de vida de las personas. Y la tecnología puede ser un elemento formidable de ayuda para poder lograr algo como esto”, añadió.
Ferreira es uno de los principales impulsores del horario escalonado para un mejor uso del espacio urbano, del transporte público y, también, de un mayor aprovechamiento del rendimiento laboral. Pero su iniciativa todavía no encontró eco favorable para ponerla en práctica.
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“Se trabajó mucho, incluso se aprobó una ley, pero hasta ahora no se implementa porque simplemente no hay voluntad y la resistencia al cambio es muy grande”, sentenció. Para el economista, también hay una cuestión cultural de por medio para un cambio como el que se propone.
El experto reiteró que la disminución de la semana laboral todavía va a encontrar mucha resistencia, especialmente de parte de los empleadores. “Paraguay es un país donde incluso el derecho laboral vigente no se respeta. Se trabaja más horas de las que corresponde. Si ni siquiera podemos cumplir bien el régimen laboral vigente, menos podríamos ir a un régimen que resulte más beneficioso para los trabajadores”, apuntó.
Semana laboral de cuatro días: ¿es factible en Paraguay?
Se trata de una tendencia global que va ganando terreno, aunque con dificultades, en los países más desarrollados: reducir la semana laboral a cuatro días. Sus ventajas y desventajas aún están en discusión y para averiguar si es una opción viable para su aplicación en Paraguay, conversamos con el economista Amilcar Ferreira.