Primero que nada, el economista subrayó que es fundamental separar las finanzas de la empresa de las personales, esa es la única manera de saber cómo estamos gastando nuestros ingresos, como le está yendo a nuestra empresa.
“Antes de emprender uno debe tener claro, en base a un plan de negocios previo, cuál espera que va a ser el comportamiento de los ingresos y egresos del emprendimiento, en base a una estimación de la demanda (ventas) y de los costos de operación”, refirió en torno al campo empresarial.
Dentro de los costos de operación se debe contemplar un salario mensual, asignar un sueldo fijo en la empresa, que debe ser parte de los gastos corrientes. Y organizar todas las finanzas personales en base a ese ingreso mensual fijo.
“Un error habitual de los emprendedores es usar sus recursos personales en la empresa y usar recursos de su empresa en gastos personales. De esta manera no tiene posibilidad de saber ni cómo le está yendo en sus finanzas personales ni cómo le está yendo a su empresa”, aseguró.
Por este motivo, el economista reiteró que se debe evitar gastar los ingresos personales para los gastos de la empresa, por lo cual se debe establecer de dónde provendrán los ingresos de la empresa que cubrirán todos sus gastos, ya sea aporte de los socios, ingresos por ventas o préstamos.
“Una vez que sabemos en qué estamos gastando, podremos priorizar nuestros gastos y tener idea de cuánto es lo que podemos reservar para ahorrar al mes”, agregó.
Asimismo, señaló que es importante determinar dentro de la planificación cuál es el monto que se pretende ahorrar mensualmente, de manera a gastar eficientemente y dejar reservado ese monto para ahorrar.
Invertir lo ahorrado
Sobre los parámetros a tener en cuenta a la hora de invertir y que no genere pérdida o que asegure la ganancia, Stark aseveró que toda inversión tiene un riesgo, no obstante, lo que se debe tratar es de minimizarlo y en lo posible no poner “todos los huevos en la misma canasta”.
A su criterio, el empresario debe conocer cuáles son los riesgos que tiene al colocar su dinero en determinada inversión y ser consciente cuando toma la decisión.
“Así como uno debe ahorrar parte de su salario asignado para consumo futuro, la empresa también debe hacerlo, para tener liquidez y aprovechar alguna oportunidad que se presente, y para afrontar tiempos difíciles o para inversiones futuras”, ilustró. “Si bien siempre se cuenta con la posibilidad de acceder a un crédito para hacer las inversiones programadas o que surgen a partir de una coyuntura, siempre es bueno apalancar los recursos de crédito con una porción de recursos propios, lo que hará que disminuya el riesgo de la inversión”, apuntó.
Añadió que es fundamental tener un plan de negocios realista que considere todas las variables que pueden afectar al negocio.
Para el especialista, las variables más difíciles de estimar son las que no puede controlar el empresario, principalmente la demanda del bien o servicio, por ello se debe poner mucho esfuerzo en hacer una estimación de la demanda o cantidad que se pueda vender, en base a datos históricos y teniendo en cuenta el costo de producción y los precios del mercado.
“En lo posible y siguiendo con el criterio de no poner todos los huevos en la misma canasta, se deberá considerar realizar inversiones en instrumentos financieros, como bonos o acciones, inmuebles o ladrillos, por ejemplo”, aconsejó.
El acto de ahorrar
“El ahorro es parte del ingreso que no se destina al consumo presente y es fundamental porque permite tener una reserva para posibles emergencias a futuro, y juntar un monto mínimo para hacer una inversión que nos genere más ingresos”, ejemplificó.
De igual forma, esta liquidez se puede destinar a gastos futuros como por ejemplo vacaciones o adquisición de un vehículo, jubilación.
El siguiente paso, según manifestó, es separar la porción ahorrada de acuerdo al destino que se le piensa dar, una parte para posibles emergencias, otra parte para un consumo futuro y otra para la jubilación.