“Desde que tengo 17 años trabajo en colchonería. Era empleado del Colchonero González, Luego trabajé en Sueñolar. Primero entré como cobrador, después pasé a la administración. Allí el jefe de ventas me dijo: ‘Vos tenés que ser vendedor’. Y el vendedor ganaba más, y yo tenía miedo, no sabía a quién iba a vender. Pero después se enfermó el vendedor, y vendí, y pasé a ventas”, recordó Cardozo sobre sus inicios conociendo todo sobre el rubro. Al independizarse en 2011, se dedicó primero a la reparación de sillones y sofás.
Cardozo expresó que los primeros tiempos fueron difíciles y de gran dedicación, habiendo empezado con un capital de G. 10 millones. “Nuestra marca fue reconociéndose más y más, y así empezamos a vender prácticamente en todo el departamento Central. La gente no tenía fe (al comienzo), pero sé cómo es y me arriesgué. Vengo de una familia muy humilde y la gente me felicita y me pregunta qué hice para levantarme así. Trabajamos prácticamente 14 horas por día, no es fácil”, reconoció Cardozo.
Además de las ventas en la tienda propia, en la ciudad de Limpio, los somieres Del Rey son distribuidos a 30 empresas revendedoras. Antes del 2020, fabricaban alrededor de 150 somieres al mes y gradualmente, las ventas están volviendo a repuntar, en parte, gracias al ímpetu que aporta la comunicación trabajada por redes sociales, implementada por la hija de Cardozo.
Desafíos para la empresa
La empresa cuenta cada vez con mayor demanda, lo cual implica la necesidad de aumentar la capacidad de producción, y si bien la familia Cardozo cuenta con gran voluntad de expandirse, como otros emprendimientos nacionales buscan mayor facilidad de acceso a créditos para impulsar su negocio.
“Nuestro proyecto es producir todo lo que lleva un somier, comprar la máquina matelaseadora, la que hace los resortes, entonces nosotros mismos producimos todo lo que vamos a volver a usar”, comentó Cardozo. Si bien elaboran cada somier de principio a fin ellos mismos, quieren ganar más independencia en insumos para la producción.
Trabajo para todos
En total, la empresa en crecimiento emplea a ocho colaboradores de la zona. “Nos sentimos parte, soy un compañero más”, aseguró Cardozo. La familia busca aportar un valor a su comunidad otorgando trabajo y una pequeña inyección de flujo económico que esperan aumentar.
“Si agrando a mi empresa, voy a contratar a más gente. Quiero duplicar la producción, pero necesito varias máquinas. Si yo crezco, tienen también más trabajo mis vecinos”, señaló volviendo a recordar la relevancia de los créditos para los emprendimientos que procuran generar crecimiento e impacto en su entorno.