Luego de una zafra 2024 marcada por condiciones climáticas adversas, que resultó en una producción estimada de apenas 3,5 millones de toneladas, este año el panorama es claramente más optimista. “Creemos que vamos a estar cerca o inclusive superar los 5 millones de toneladas”, señaló Pastore, lo que implicaría un crecimiento cercano al 40% en volumen. La superficie de siembra también acompañó este impulso, con alrededor de 900.000 hectáreas cultivadas, favorecidas por un régimen de lluvias más regular que el del ciclo anterior.
La calidad del maíz también se mantiene dentro de parámetros positivos, con pocas afectaciones por heladas gracias a que la mayor parte de los cultivos ya se encontraban desarrollados al momento de las bajas temperaturas. Este factor, sumado al aumento de la producción, genera buenas condiciones para una comercialización dinámica tanto dentro como fuera del país.
Uno de los factores del buen momento del maíz local es su creciente demanda en la región, particularmente desde Brasil. A pesar de que el gigante sudamericano también proyecta una producción robusta, estados como Santa Catarina siguen dependiendo del maíz importado para abastecer su pujante industria de proteína animal. “El maíz paraguayo es muy competitivo y va con buen ritmo hacia varios puntos fronterizos como Ciudad del Este, Salto del Guairá y Encarnación”, precisó el directivo de Capeco.
El director recordó que actualmente Brasil es el principal destino para el maíz paraguayo con el 90% de las exportaciones en el 2024. Uruguay aparece como el segundo comprador en importancia, y desde Capeco también se está trabajando en la apertura de nuevos mercados. Pastore subraya que “el punto crítico siempre es tener la mayor cantidad de mercados abiertos” para que luego la dinámica comercial defina cuál es el más conveniente.
Pero no todo se trata de exportar. Internamente, el maíz está ganando un lugar cada vez más relevante como insumo estratégico para la producción de proteína animal, especialmente en el crecimiento del rubro porcino y avícola. Este fenómeno impulsa un mayor valor agregado a nivel local. “Transformar el maíz en carne es una manera de dar un salto cualitativo. Y eso ya está ocurriendo, con módulos de producción porcina instalándose y consolidándose”, explicó Pastore. Como resultado, el maíz deja de ser solo un grano de exportación para convertirse en una herramienta para el desarrollo agroindustrial del país.
Si bien el precio internacional del maíz muestra una tendencia a la baja en los últimos años, presionado por grandes productores como Estados Unidos y Brasil, Paraguay sigue siendo competitivo gracias a su cercanía geográfica con los principales mercados consumidores y una logística cada vez más eficiente. Las exportaciones desde pasos fronterizos como Foz de Iguazú evidencian este dinamismo.
De cara al cierre de campaña en agosto, Capeco espera que se mantengan las estimaciones actuales, con una producción consolidada y una comercialización fluida. “Definitivamente es una buena noticia para el sector, que ve una recuperación tras un 2024 complicado”, concluyó Pastore.
En resumen, el maíz paraguayo vive un momento de impulso. Con una zafra en alza, calidad estable y mercados consolidados, el país se posiciona como un actor competitivo en la región, con margen para crecer tanto en exportaciones como en valor agregado dentro de sus fronteras.