Enfermeras, médicos y familiares de pacientes se manifestaron ante la falta de medicamentos para el tratamiento del COVID-19, incluso personas que necesitan terapia no relacionada al coronavirus tampoco cuentan con los fármacos necesarios. Dos medicamentos son los que más sonaron: el midazolam (inductor al sueño y sedante) y el atracurio (relajante muscular), los cuales son indispensables para la sedación de pacientes intubados en terapia intensiva. Si bien su déficit se menciona hace semanas, la gota que colmó el vaso fue la renuncia del director del Ineram y las manifestaciones de personas con familiares enfermos.
Esto sucede cuando la ocupación de camas de terapia es prácticamente del 100% en los hospitales, por ejemplo en el IPS el 100% de las camas UTI están ocupadas. De las 636 personas que están en terapia, 260 son por COVID-19.
Así también, la cantidad de casos va en aumento no solo en el país, sino a nivel mundial, puesto que por primera vez en siete semanas el número de casos de COVID-19 aumentó, anunció Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), particularmente en las regiones de las Américas, Europa, sureste de Asia y en el este Mediterráneo.
En primer lugar, la terapia COVID-19 es mucho más costosa en comparación con la terapia polivalente porque los enfermeros y médicos que trabajan con los pacientes también requieren de insumos, pero en este artículo limitaremos el presupuesto en lo que gastan los familiares del internado. Comúnmente un paciente con COVID-19 llega a terapia con necesidad de ventilarse, por lo cual necesita un respirador y un sistema cerrado de aspiración para la intubación.
De acuerdo con la fuente de la Unidad de Cuidados Intensivos del MSPyBS, es muy poco probable que un paciente en terapia solo requiera de la provisión de oxígeno por máscara, cánula nasal o cánula de alto flujo, entonces, deberá comprar el sistema cerrado de aspiración, que cuesta aproximadamente G. 150.000 en las farmacias ubicadas alrededor de los hospitales de referencia, ya que el circuito no suele estar disponible en el sector público.
Además, otros componentes del respirador son las tubuladuras y los filtros que cuestan G. 100.000 y G. 40.000 cada uno, siendo que se utilizan dos filtros cada vez que un paciente ingresa a terapia. Sin embargo, estos se cambian durante la internación, por lo que representa un gasto alto para un paciente con COVID-19 “porque posee los pulmones muy dañados”, añadió.
Frente a este daño, normalmente el paciente debe estar bien sedado para realizar la ventilación, por eso son fundamentales los insumos como el fentanilo (analgésico sedante), el midazolam y el atracurio. En el caso del midazolam y el fentanilo el precio ronda por los G. 15.000 cada ampolla y el atracurio –que está en falta en el sector público– cuesta G. 90.000 cada ampolla. Suponiendo que el paciente no sufra complicaciones, “se suelen usar 20 a 30 ampollas de midazolam, 10 a 20 ampollas de fentanilo y una cantidad similar de atracurio por día”, estimó.
Asimismo, el tratamiento que usualmente sigue un paciente en terapia por COVID-19 consiste en la aplicación del remdesivir (antiviral), se aplica una dosis de carga de dos frascos en un día y se continúa hasta completar cinco días. Cada frasco cuesta aproximadamente G. 1.500.000. A la vez, la terapia se acompaña con antibióticos de amplio espectro, que los pacientes de terapia COVID-19 ya recibieron durante siete días antes de ingresar a UTI. El costo diario de los antibióticos antes de entrar a UTI llega a G. 300.000 y en terapia se eleva a G. 500.000.
Aparte de los medicamentos, también se gasta bastante en análisis que los laboratorios públicos no disponen actualmente, como por ejemplo la de ferritina, dímero D e interleucina 6, que son marcadores inflamatorios útiles para el seguimiento de la evolución de pacientes con COVID-19. “Idealmente hay que controlar por día dichos marcadores, lo que podría representar un costo de G. 600.000 y por eso en los hospitales públicos tratan de enviar a los pacientes a hacerse las pruebas la menor cantidad de veces posibles”, indicó.
Contabilizando todas las cifras mencionadas por nuestra fuente, calculamos que una persona en UTI por COVID-19 gasta en promedio G. 6.980.000, en un escenario en el que las condiciones del paciente no son las más críticas.
El tratamiento en el sector privado puede llegar a los G. 15 millones por día
Consultamos al doctor Tomás Mateo Balmelli cuánto podría costar una terapia COVID-19 en el sector privado, a lo cual respondió que la cifra es similar a lo que se gasta si se contabiliza todo lo que se ofrece en el sector público. El médico puntualizó que cada día de terapia en promedio le sale al paciente G. 10 millones a G. 15 millones, que incluye el honorario del trabajador sanitario, médico, enfermeras licenciadas, estudios de imágenes, estudios de sangre, medicamento, oxígeno, respirador, alto flujo, etc.
Respuesta del Gobierno
Ayer por la noche, en conferencia de prensa, el viceministro de Salud, Julio Rolón, y la viceministra de la Subsecretaría de Estado de Economía, Carmen Marin, hablaron sobre la situación de los insumos.
Marin anunció que se establecerán mecanismos específicos para el procedimiento simplificado de las compras para el abastecimiento de insumos para hospitales respiratorios, además aseguró que “los recursos de Hacienda están plenamente disponibles”.
Mientras que Rolón recordó que la demanda de determinados insumos es mundial, por lo cual disminuye su disponibilidad, y que particularmente el midazolam y el atracurio “están en los hospitales. Esta mañana (ayer) hemos entregado 3.000 ampollas de atracurio al hospital Ineram y al Hospital Nacional y midazolam casi en igual proporción. Mañana (hoy) estaremos entregando aproximadamente 30.000 ampollas más de atracurio en diferentes hospitales. El fin de semana vamos a recibir 300.000 dosis de midazolam”, aseguró Rolón.