Los beneficiarios no solo fueron empresas: el programa también formó a 400 profesionales en gestión de la innovación empresarial, con una participación femenina del 60%, consolidando el liderazgo de mujeres en el ecosistema; y 210 servidores públicos junto con 200 académicos fueron capacitados en innovación pública.
“Paraguay tiene el talento, la creatividad y la capacidad para competir en el mundo entero”, afirmó el ministro-presidente del Conacyt, Benjamín Barán, destacando que el programa incluso atrajo más de US$ 640.000 en cooperación internacional adicional, sin costo para el Estado.
El impacto económico también fue notorio, pues el sector privado movilizó US$ 8,5 millones adicionales, generando 356 nuevos empleos y movilizando más de US$ 9,3 millones en capital. Esta sinergia consolidó la articulación entre empresas, universidades y el Estado.
El jefe de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Gonzalo Rivas, subrayó que la innovación es la clave para romper la “trampa del ingreso medio” que enfrentan los países de la región.
En esa línea, Rivas mencionó que América Latina enfrenta tres grandes retos que marcarán su desarrollo en los próximos años. El primero es el de la productividad: si bien muchos países han crecido apoyados en el empleo y la inversión, llega un punto en que esos factores no bastan y se corre el riesgo de caer en la llamada “trampa del ingreso medio”. Ante este escenario, la innovación se vuelve esencial para producir más con lo mismo o incluso con menos, moviendo la frontera de crecimiento hacia adelante.
El segundo desafío está vinculado al cambio climático y a la necesidad de que la región sea más resiliente frente a sus impactos, que van desde sequías hasta desastres naturales de gran magnitud. A esto se suma la presión de los mercados globales para reducir la huella de carbono y avanzar hacia modelos más sostenibles.
El tercer reto es la inclusión social, que pasa por generar más y mejores empleos para poblaciones que crecen y aspiran a mayores beneficios. Según Rivas, estos tres desafíos suelen verse como contradictorios, pero el verdadero reto es abordarlos de manera conjunta, y allí la innovación aparece como la herramienta clave para lograr un crecimiento sostenido, inclusivo y sostenible.
Como ejemplo de innovación, citó a una empresa paraguaya que, gracias al uso de inteligencia artificial y sensores, logró anticipar la aparición de un hongo en la soja, aumentando la productividad un 3% y reduciendo un 70% el uso de agroquímicos.
Inspirar y dejar huella
En el marco de los proyectos impulsados con Proinnova, Yenny Marín, directora de Innovación de la institución, detalló que apenas el 30% de los postulantes lograron concretar sus proyectos, lo que evidencia limitantes de diversa índole para quienes buscan formar parte del programa.
“Uno de los principales factores es la calidad técnica de los emprendimientos. Muchos emprendedores y mipymes aún necesitan fortalecer sus capacidades para poder competir con proyectos más sofisticados, con mayor contenido tecnológico y con un modelo de negocio sólido”, señaló Marín. A esto se suma la restricción presupuestaria: la inversión destinada fue de US$ 10 millones para todo el país, cifra que contrasta con los volúmenes mucho más altos que destinan otros países de la región y del mundo a programas similares.
La directora de Innovación subrayó que los esfuerzos de Proinnova abarcaron distintos niveles. Se trabajó con mipymes ya constituidas, con emprendedores en etapas iniciales e incluso con la academia, a través de un programa de fortalecimiento que buscó potenciar incubadoras y centros tecnológicos para brindar servicios al sector productivo.
Los proyectos financiados mostraron impacto en distintos sectores. En salud, algunos emprendimientos desarrollan sistemas de inteligencia artificial para diagnosticar accidentes cerebrovasculares; en la industria, robots que mejoran la productividad; y en educación, iniciativas como Software Natura, que ofrecen soluciones inteligentes a los desafíos del sector.
También se destacan Aqua Free, con biotecnología microbiológica aplicada al agro; Enerpy Ambiental SA, que desarrolló tecnología de radiólisis fotónica para generar gas a partir de residuos; Sitio Biomedical Solutions EAS, que fortaleció servicios de investigación clínica con productos regulados, dispositivos y medicamentos; Achieve SA, con una plataforma automatizada para servicios domésticos; Smart Soil Py SA, que innovó en hardware electrónico y visión por computadora aplicados a la agricultura; y Arte y Mueble, que logró expandirse con la certificación AAADM en puertas automáticas.
La innovación no debe entenderse como un área aislada, sino como un motor transversal capaz de transformar múltiples sectores y aportar independencia tecnológica al país. “Si Paraguay solo recibe tecnología de afuera, pierde control y soberanía. Innovar desde adentro es clave para nuestra seguridad y para consolidar una base técnica propia”, afirmó.