¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Trabajé en notaría como escribano público hasta que dejé esa actividad cuando el Gobierno me nombró secretario de Deportes y renuncié a mi registro. Después de nueve años en el cargo salí y fundé la financiera en 1989. Trabajé en Finexpar durante 34 años, donde fui presidente. Pude levantar a una financiera pequeña y en el 2012 incorporé a un grupo de empleados del Citibank y comenzamos a crecer. En el 2019 incorporé a otro grupo del banco Continental. Hoy, a excepción de mis hijos, los miembros del directorio son empleados bancarios de mucha experiencia, y todos, en mayor o menor porcentaje, son accionistas. Creo que de esa forma son más responsables porque tienen participación. Y ahora nos convertimos en Zeta Banco.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
En 1995, cuando cayeron los bancos y financieras, quedamos pocos socios en Finexpar. Había que poner mucha plata para salvar a la entidad. Esa fue mi decisión más fuerte; tuve que afrontar solo y poner el dinero que hacía falta y ahí renació Finexpar con mayor fuerza. Salí de la Secretaría Nacional de Deportes (SND) y me dediqué más a cuidar el negocio, que fue creciendo hasta ser la financiera número uno en todo sentido.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
Yo fui aprendiendo, porque no soy economista. Tuve otros proyectos como el hotel del Yacht y Golf Club. Cuando estuve al frente de la SND conseguí el Linódromo, hicimos el hotel, canchas de fútbol, piscinas, quinchos, salones, que hoy son un orgullo para el Comité Olímpico Paraguayo.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Sacrificio, dedicación y confianza en uno mismo para emprender grandes cosas. De lo contrario es imposible. Y ser puntual, que no es algo que caracterice al paraguayo, pero que en el exterior significa mucho.
A la juventud le diría que se prepare para lo que hoy es el mundo, tan diferente, hay que estar preparado para lo que hoy es la tecnología.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Considero que el Estado es un amigo para el empresario, pero es muy malo para manejar negocios, es muy mal administrador, pone trabas que no se pueden cumplir, todo lo que es estatal es lento. Lo ideal es la asociación del Estado con el empresario privado. Esa sociedad es ideal: tener el apoyo del Estado, pero dirigido por empresarios.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
Es un gran emprendedor, porque sigue adelante a pesar de nuestra mediterraneidad y de ser el nuestro un país chico. Paraguay tiene muchas trabas para salir al mundo, porque debe pasar por otros países, y a pesar de eso el empresario paraguayo es exitoso.
Y defectos tenemos todos, así como las empresas. Todas tienen un debe y un haber, pero hay mucho más en el haber.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Hoy es diferente. Primero hay que prepararse en nuestro país y luego salir al exterior. Hoy los jóvenes salen mucho al exterior a estudiar y eso va a hacer que se fortalezca nuestro país. Ya no podemos hacer todo empíricamente. Hoy hay que estar actualizado.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Me hice empresario con la vida, no leí nada. Yo fui aprendiendo porque hacía las funciones de todos en una financiera chiquita, era el presidente, el cobrador, el director de riesgos, y fui aprendiendo; la vida me ayudó.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Soy un convencido de que hay que ofrecer un buen ambiente de trabajo, donde el despacho del presidente tenga las puertas abiertas para todos los empleados. Para contratar miro que el colaborador tenga mística y se juegue por la empresa. Estuve mucho tiempo en el fútbol y quiero un equipo con un arquero que evite que nos hagan goles, una defensa fuerte para que no llegue mucho la pelota a nuestro arco, en el medio alguien que la pise, y adelante dos atropelladores. Es lo que tengo en nuestra empresa y los motivo constantemente. Al que tiene problemas hay que levantarlo, al que yerra hay que apoyarlo, nada de represión, sino acercarse y darle una mano. Ese colaborador que se levanta no se olvida nunca más.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
El estrés que tengo es un estrés bueno, positivo. Yo trabajo todos los días y hoy más que antes para no tener tiempo para enfermarme.