La ley de etiquetado frontal en los envases de productos alimenticios se encuentra a la espera de su promulgación y reglamentación, y todavía sin fecha de concreción. Las certezas se centran en que la normativa tiene el consenso de los gremios empresariales y en que no habrá una vuelta atrás en su aplicación.
“Con el etiquetado frontal, además de la información nutricional, se puede resaltar la composición de los nutrientes críticos: el sodio, las grasas saturadas y el azúcar, que en exceso podrían ocasionar enfermedades no transmisibles”, dijo Bernardita Gómez, directora ejecutiva de la Cámara de Alimentos y Bebidas (CABE).
El objetivo de la ley es que, a simple vista, rápido y sin muchas vueltas, el consumidor pueda entender la información contenida en el envase del producto. “Esta ley es el resultado de años de trabajo y de discusión entre el sector público y los gremios del sector privado”, señaló Carlos Insfrán, presidente de la Cámara de Empresas Paraguayas de la Alimentación (Cepali).
El modelo de etiquetado adoptado por Paraguay es el del rectángulo y la lupa, con la palabra Alto en lugar de Exceso, porque en las discusiones se determinó que la primera llama más la atención que la segunda.
Los nutrientes críticos que aparecerán son la grasa, el sodio y el azúcar. Se decidió no incluir las calorías debido a que este dato no brinda la información necesaria que debe tener en cuenta el consumidor a la hora de elegir el alimento más apropiado para su salud.
Inversión para la salud
“Hay una gran inversión que hacer para cumplir con las exigencias de la ley, y también necesitamos tiempo para adecuar el empaque y desagotar el stock en existencia”, afirmó Paulo Duarte, director de Broterra.
Añadió que las mipymes deberían tener una consideración especial en la reglamentación de rigor, con un plazo mayor para acondicionar sus emprendimientos. “Es importante que en la reglamentación se establezca una gradualidad en la implementación”, coincidió Gómez.
Precisamente, la clave de éxito de la ley depende de la reglamentación de rigor y de que esté adecuada a la realidad y tiempos de la industria, según Duarte, quien indicó que el segundo factor para que la norma cumpla su objetivo de mejorar la salud de la población a través de la alimentación, es realizar una campaña de educación al respecto.
“El etiquetado frontal debe reflejar la información nutricional que está del dorso del paquete, porque el consumidor no lee las letras pequeñas y solo se fija en las calorías y en la fecha de vencimiento”, añadió Gómez.
Otro reto es armonizar en el ámbito del Mercosur, ya que a pesar de las reuniones para consensuar no hubo acuerdo a partir de la decisión de Uruguay de encarar por su cuenta la redacción de sus reglas para el etiquetado frontal, lo que derivó en el abandono de las conversaciones por parte de Brasil, primero, y después de Argentina.
“Si no tenemos armonizado el etiquetado frontal será muy difícil exportar para Paraguay y la región. Se puede convertir en una barrera para arancelaria”, advirtió Insfrán. Brasil adoptó el modelo del rectángulo con la lupa –el que también eligió Paraguay- y Argentina el octágono, al igual que Uruguay.
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