La propuesta más reciente para mitigar el alza en los costos de los carburantes es la creación de un fondo para estabilizar los precios y suavizar los efectos de la suba mediante un subsidio para que esta no se traslade tan rápido al consumidor.
El viceministro de Economía, Iván Haas, reveló que el plan inicial de que Petropar adquiera los combustibles directamente de los países proveedores, para evitar el costo de la intermediación y reducir un poco la tarifa final, fue rechazado por el sector privado, debido a que estos ya tenían firmados los contratos de compra con los proveedores.
“Volvimos a reunirnos con el sector privado, la SET, Aduanas, y el MIC, y analizamos cuál sería el mecanismo más ágil y sencillo para que funcione ese esquema de subsidio temporal, porque acá no se pretende fijar el precio del gasoil de manera artificial; los propios emblemas nos dijeron que el subsidio vaya a las importadoras y que ellas vendan a un precio menor a los emblemas”, refirió Haas.
El subsecretario de Estado agregó que la idea es usar como referencia la estructura de costos de Petropar e incluir en ella el subsidio. “Ahí saldrá el precio de venta al consumidor. En este caso nos estamos concentrando en el gasoil común pero sin que esto signifique que más adelante no agreguemos otros combustibles”, resaltó.
En el país hay 13 importadoras, señaló Haas, de las cuales tres o cuatro son las más importantes y cubren el 70% del mercado. El subsidio se haría en base a lo que declaran en Aduanas. “Se le paga al importador por ese monto de combustible importado y la importadora ya vendería a los emblemas con el precio subsidiado, teniendo siempre como línea la estructura de costo de Petropar”, explicó.
La intención es que un fideicomiso independiente maneje el fondo y que sea autosustentable, que no requiera de los recursos del Tesoro Nacional y sea financiado mediante el Impuesto Selectivo al Consumo (ISC). El monto inicial requerido es de US$ 100 millones.
El funcionario añadió que pretenden crear una herramienta que se mantenga a largo plazo y que, por ahora se está analizando su implementación con el sector privado. "Nos llevamos la tarea de rediseñar esto y volver a presentarles este martes 15 en base a lo que nos dijeron en la mesa multisectorial”, apuntó.
Vale destacar que este mecanismo se utiliza en otros países, como Chile, y lo que se busca es, como se dijo, que el aumento de precio se traslade gradualmente al consumidor final. En el período de aumento el precio se subsidia con el fondo mientras que en el período de reducción ese fondo se acumula.
“Es interesante pero no es la panacea, porque no resuelve totalmente el problema, pero lo suaviza, no hay un golpe tan fuerte para el consumidor”, consideró al respecto el economista César Barreto.
Poner un tope
El analista también se expresó sobre una eventual eliminación del ISC, y se manifestó en contra, advirtiendo que esto podría ocasionar un perjuicio de casi US$ 400 millones en las finanzas públicas. En contrapartida, propuso poner un tope al gravamen tomando como referencia un precio de US$ 80 el barril de petróleo.
“Sería más razonable ponerle un tope en un nivel que considere un precio más a largo plazo. Si US$ 80 equivale a G. 1.700 el litro para la nafta súper, ese es el impuesto máximo. A partir de ahí eso queda fijo, y si hay cambio en el costo de importación del petróleo, solamente ese aumento en el costo se va trasladando al consumidor y no el efecto del impuesto que sube también proporcionalmente cuando es porcentual”, detalló.
Para el economista Germán Rojas es fundamental apuntar a la mayor eficiencia de Petropar, y a una mejora de la logística de distribución, opinión compartida por Barreto, quien afirmó que “hace años reclamamos racionalizar y mejorar el gasto público; pero desfinanciar al Estado ampliará el déficit y creará un gran desorden fiscal que terminará en una inflación alta”.