Así lo afirma Pablo Rutigliano, presidente y fundador de la Cámara Latinoamericana del Litio, quien advierte que el país está ante una coyuntura histórica. “Es fundamental que Paraguay establezca un censo minero con mayor claridad para todo el pueblo paraguayo, y así determinar cuál es el verdadero potencial que tiene el país”, señaló en conversación con InfoNegocios.
Según Rutigliano, existen indicios de que en suelo paraguayo podría haber reservas de litio, pero el problema es la falta de información precisa. De allí la urgencia de un censo minero que permita conocer con exactitud los recursos disponibles y, sobre esa base, definir políticas públicas.
El experto enfatiza que Paraguay no debería quedar atado al rol de simple exportador de materia prima, sino apostar a la industrialización. “Paraguay tiene un superávit energético y el potencial de acumularlo con la fabricación de baterías es un antes y un después”, sostuvo. Esa capacidad de transformar energía limpia en valor agregado podría posicionar al país como un hub regional en la producción de baterías y tecnologías asociadas a la movilidad eléctrica.
Uno de los puntos centrales en la mirada de Rutigliano es la necesidad de declarar al litio como commodity estratégico. ¿Por qué? Porque permite fijar precios transparentes y evitar la cartelización y la subfacturación, problemas que ya afectaron a otros países productores. “Si no hay regulación clara sobre un recurso tan estratégico, terminan apareciendo monopolios internacionales que concentran la industria, se generan casos de corrupción y el país pierde divisas y empleo”, advirtió.
Paraguay, asegura, debe aprender de esas experiencias y adelantarse con reglas firmes. Si logra construir una institucionalidad sólida, podría ser un socio esencial en la integración latinoamericana del litio, un mercado que busca exportar no solo carbonato, sino baterías y vehículos eléctricos completos.
La visión de la Cámara Latinoamericana del Litio es que Paraguay puede ser el puente que articule energía, minería y tecnología. Su ubicación geográfica, la estabilidad macroeconómica y el régimen de maquila lo convierten en terreno fértil para inversiones en electromovilidad y almacenamiento energético.
“Paraguay es un país bisagra”, resume Rutigliano. Con esa frase sintetiza la idea de que el país no necesita tener los yacimientos más grandes para jugar un rol relevante. Puede ser el integrador que conecte a la región con la transición energética global.
El reloj, sin embargo, corre rápido porque el petróleo comienza a perder protagonismo en el mundo y los países que logren consolidar su industria del litio marcarán la diferencia en competitividad, innovación y soberanía energética. Quedarse atrás significaría depender de mercados externos que, una vez más, procesen y vendan con valor agregado lo que América Latina exporta en bruto.
“Lo que queremos es que podamos ser exportadores de baterías, que podamos ser exportadores de la transición energética, que podamos ser pioneros en la generación de energías limpias”, apuntó Rutigliano. Paraguay tiene la energía, la ubicación y la estabilidad para sumarse a la carrera del litio. Falta dar el paso decisivo que es medir su potencial, declarar al litio como commodity estratégico y apostar a una política de industrialización que lo ponga en el mapa mundial de la transición energética.