“Se reducen considerablemente los tiempos, ya que en una cosecha convencional de lechuga tenés un ciclo de 60 a 70 días, pero en la cosecha hidropónica tenés ciclos que van de 30 a 45 días aproximadamente. En el caso de que tengas otras hortalizas como rúcula, berro, albahaca, cebolla de verdeo u otras especies, los tiempos incluso se reducen más, como a 20 o 25 días”, dijo la ingeniera Elena Arias, especialista en hidroponía y técnica en la Dirección de Extensión Agraria del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
La cosecha no necesita hacerse en la tierra, porque se lo hace en el aire, a través de unos tubos metálicos o de PVC, que permiten la circulación del agua (con nutrientes vitales para el crecimiento) y brinda el espacio necesario para desarrollar las hortalizas.
La diferencia de tiempo es algo interesante, porque un productor con este sistema puede cosechar entre 9 y 10 veces por año, mientras que con el cultivo tradicional es posible entre 6 y 7 cosechas anuales.
Arias indicó que están realizando el relevamiento de datos para determinar cuántos productores están trabajando con el sistema hidropónico. Son conscientes de que el sistema va en aumento, pero el método tradicional (en suelo) sigue siendo el principal, con más del 90% de la producción final, agregó.
“La mayoría de los productores se concentran en el área de Central, a causa del volumen de consumo que se maneja en esta zona. Aunque, están creciendo en gran volumen en el interior del país, con más énfasis en Alto Paraná, Itapúa, Guairá, Caazapá, Canindeyú y Caaguazú. Estamos promocionando este sistema para la agricultura familiar”, aseguró.
Complementó que más temprano que tarde, los productores tendrán un mayor acceso a los múltiples beneficios de calidad y financieros, y mediante créditos ajustados a su realidad, este segmento crecerá indefectiblemente.
Refirió que en los países de la Unión Europea o en algunos condados de los Estados Unidos, el cultivo sin tierra incluso alcanza un 90% de la producción, por su enfoque sustentable. Y certificó que el líder regional es Brasil, con un 55% de su producción de hortalizas, en cultivos hidropónicos.
Inversión
Declaró que los costos son más elevados en este método, pero aseguró que, mediante la mayor cotización de las unidades, cosechas más frecuentes y menor gasto en personal (por la automatización), esta inversión se recupera en un plazo de 18 meses.
“Pasar del sistema convencional al hidropónico es un cambio importante, si es que hablamos de números”, expresó.
La inversión inicial es de entre G. 50 a 68 millones, esto para tener un invernadero completamente equipado, con tablero digital para control, extractores-ventiladores, canales de cultivo (de metal o PVC), sistema de riego automatizado, pozo artesiano u otros componentes, con 2.500 plantas en un terreno de 7 metros de ancho y 27 metros de ancho.
“Las personas que deseen iniciarse en este sistema pueden hacerlo de manera progresiva, no hace falta contar con grandes montos para invertir de una vez, sino que de a poco se pueden ir haciendo los cambios”, manifestó.
Certificó que en el Crédito Agrícola de Habilitación (CAH) y el Banco Nacional de Fomento (BNF) existen productos financieros para las personas que desean iniciarse en el ámbito o mudarse a este nuevo sistema productivo.
Anunció que si una persona decide iniciarse en el cultivo tradicional (con la misma cantidad de plantas), la inversión rondaría los G. 25 millones, pero que en este caso se necesitan más colaboradores diarios y si se infestan las cosechas, se debe invertir montos considerables para el tratamiento (son más propensos por su contacto con el suelo).
Conocimientos
“No es complejo aprender de este sistema productivo, basta con adquirir conocimientos mediante cursos o talleres, para contar con las herramientas básicas y después aplicarlas a las cosechas. Realmente con este sistema automatizado, las personas que no tienen relación con el agro, pueden introducirse al rubro”, concluyó.