Desde sus inicios, el enfoque de Katú fue claro: exportar yerba mate orgánica certificada al mercado estadounidense, un nicho exigente que valora la calidad, la trazabilidad y los procesos sustentables. “Comenzamos con el objetivo de enviar yerba mate certificada a Estados Unidos y desarrollar productos derivados como bebidas y cacao”, explicó Gustavo Benítez, gerente de marketing de la firma.
La compañía cuenta con oficinas en California, Ciudad de México, Asunción, Fernando de la Mora y una casa de campo en Edelira, Itapúa. Precisamente en esta localidad del sur del país se articula el corazón productivo de Katú, que trabaja con unas 82 familias de pequeños y medianos productores, en una superficie aproximada de 200 hectáreas. Este modelo de integración productiva no solo permite garantizar la calidad de la materia prima, sino también generar un vínculo directo y personalizado con los productores, que, según Benítez, “están 100 % mapeados” y son parte activa de la identidad de la marca.
Con una molienda gruesa, poco palo, sin polvo y un estacionamiento de mínimo dos años, la yerba de Katú busca diferenciarse por su suavidad y consistencia. “Nuestro producto no está pensado para competir por precio, sino por propuesta de valor”, señaló Benítez en comunicación con InfoNegocios. En Paraguay, la yerba no cuenta con certificación orgánica, pero mantiene el estándar de calidad premium que caracteriza a la marca en el exterior.
Tras consolidarse en el mercado norteamericano con más de 100 toneladas de yerba orgánica exportadas al año, Katú desembarcó oficialmente en Paraguay hace pocas semanas. Su primera escala fue la cadena de tiendas Biggie, con una distribución que ya alcanza 250 locales. También están presentes en cafeterías, estaciones de servicio y se encuentran en negociaciones con supermercados y tiendas gourmet. La empresa proyecta comercializar 200 toneladas al año en el país, con el objetivo de duplicar esa cifra en un futuro cercano.
Además del crecimiento local, Katú planea expandirse a países como Argentina, Brasil, Chile y Polonia. Y como parte de su estrategia internacional, recientemente la firma también abrió oficinas en Ciudad de México para desarrollar una línea de bebidas adaptada al consumidor mexicano.
Pero el diferencial de Katú va más allá del producto. “Tenemos una cultura distinta que abarca cinco pilares: el trabajo con productores, la industria, el equipo humano, los consumidores y la innovación”, subrayó Benítez. El vínculo con los productores es cercano y personalizado; la industria está orientada a la excelencia; el equipo está conformado por jóvenes con ideas frescas, y la relación con el consumidor apunta a ofrecer una experiencia auténtica. La innovación, por su parte, se refleja tanto en los procesos como en la creación de nuevos productos, como las bebidas enlatadas a base de yerba mate que ya se venden en Estados Unidos con tres sabores distintos.
En cuanto a tecnología, si bien las herramientas utilizadas son desarrolladas localmente, los ajustes en la maquinaria para lograr la molienda deseada muestran un compromiso con la calidad que nace desde el diseño del proceso.
La campaña de lanzamiento en Paraguay se denomina “Cultura Katú” y busca transmitir esa nueva forma de entender la yerba mate, no solo como una bebida tradicional, sino como un vehículo de identidad, innovación y conexión entre campo, industria y consumidor. Con una estética cuidada y una narrativa clara, Katú apunta a conquistar a un público joven, curioso y dispuesto a probar algo distinto, tanto en Paraguay como en el resto del mundo.