¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Mi familia, tanto del lado de mi madre como del de mi padre, tenía empresas familiares dedicadas a la importación y comercialización de productos de consumo. Y mis inicios se dieron en esas dos empresas, primero en Casa Módiga, y después en Ramírez Díaz de Espada. Finalmente me consolidé en Casa Modiga donde trabajé durante casi 30 años, hasta llegar a ocupar el cargo de gerente general. Posteriormente tomamos la decisión familiar de salir todos de la operativa y concentrarnos en el directorio. Y a lo largo de mi trabajo en Módiga también desarrollé otras empresas, algunas familiares -con mi familia chica- y otras en sociedad con terceros, en distintos rubros: en el sector gastronómico, en el de estaciones de servicio. Además iniciamos una consultora para construcción, desarrollo inmobiliario, parque logístico, parque industrial. En general, siempre tuve la oportunidad de participar en el desarrollo de algunas empresas de terceros y en otras donde entré a dirigir o a gerenciar cuando ya estaban en proceso.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
Los obstáculos normales que uno imagina que va a encontrar en el camino, porque siempre vamos conociendo y aprendiendo. Y algo característico de Paraguay es la informalidad, que sí es algo negativo y un obstáculo; además de la falta de apoyo del Gobierno y sus instituciones, porque hay casos en los que de alguna u otra manera hacen que las cosas sean más difíciles de lo que deberían.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
Mi mayor éxito es establecer conexiones con personas. Se dice que Paraguay es el país de los contactos, y puedo decir que a mí me sirvió muchísimo. Siempre traté de participar en todo tipo de actividades que tenían que ver con el rubro: gremiales, charlas, seminarios. Son cosas que nos hacen dejar nuestra zona de confort. A mí me valió mucho salir, estar en la calle, recorrer, no estar siempre en el escritorio.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Es importante darse el tiempo para tomar ciertas decisiones, porque en la vida del empresario tomar decisiones es prácticamente su principal actividad. Muchas veces hay decisiones que menospreciamos en su nivel de importancia y no nos tomamos el tiempo necesario para pensar antes de decidir, sobre todo si son decisiones trascendentales, estratégicas. Me hubiera gustado que me dijeran que me tome más tiempo para decidir, porque muchas veces las decisiones son pasionales y en realidad hay que tomarse el tiempo, porque con el tiempo muchas veces uno va cambiando el pensamiento, la óptica. Eso me llevó a que algunas de las decisiones trascendentales que tomé no hayan tenido la mejor respuesta.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
La bondad que tiene es la apertura para recibir toda la influencia que viene de afuera. Y quizás el defecto sea que muchas veces queremos tratar de facilitar o de simplificar los procesos, cuando hay procesos que tienen que tomar tiempo para hacerlo bien; a veces nos gusta hacer las cosas rápido y no bien. Debemos convencernos de que la calidad es más importante que la velocidad.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Yo siento que es un problema. No se nota en ninguna de sus instituciones que el Estado sea un aliado, que sería lo ideal. Vemos ejemplos de muchos países que se desarrollaron gracias a una alianza entre sector público y sector privado. Yo le reclamo mayor apertura, y que nos dé la participación que necesitamos.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Sí, debería tener formación profesional constante. Más allá de haber hecho la universidad, que es algo básico, es importante mantenerse constantemente actualizado, ya sea con un complemento como una maestría o un doctorado, pero también con seminarios, posgrados. Hoy tenemos una oferta inmensa, y gracias a la tecnología también podemos formarnos remotamente en instituciones de alto nivel de todo el mundo.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Uno que recomiendo a todos es Hábitos Atómicos, de James Clear. Este libro me movió mucho, porque me enseñó que más que un golpe de suerte el resultado es un proceso que se da por tener hábitos correctos.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Recomiendo mucha comunicación, darle participación. Dentro de mis hábitos está el tener con mi equipo reuniones semanales, quincenales en algunos casos, ya previamente agendadas. Y dentro de esas reuniones trato de hacer más preguntas antes que afirmar algo, para generar la participación del equipo. Hoy tenemos la posibilidad de contar con excelentes profesionales, jóvenes, brillantes. Es una generación que tiene muchas ganas de mantenerse motivada a partir de la participación. Los empresarios tenemos que aprovechar eso.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Tener un hábito, una rutina, alivia el estrés, porque uno no tiene que pensar en tantas alternativas. La gente se cansa mucho cuando tiene que tomar tantas decisiones en el día, y si uno tiene una rutina de hábitos correctos, eso ya es una parte de tu día a día y no tenés que pensar en qué decisiones tomar.