Hace una semana, Laboratorios Lasca inició la producción de atracurio y se convirtió en el primer laboratorio en fabricar este medicamento en el país. Para el 29 de marzo planean producir 60.000 ampollas y la meta es liberar los lotes desde el 5 de abril, por un proceso de esterilidad del producto.
"En el caso del midazolam, la materia prima llegó en la madrugada del domingo, y ese mismo día inició la producción. Fabricaremos unas 45.000 ampollas diarias y el primer lote se libera el 9 de abril, por el mismo factor que el atracurio", indicó.
Los primeros lotes de ambas drogas serán entregados al Ministerio de Salud Pública (MSPBS) y al Instituto de Previsión Social (IPS) “para cambiar la situación de escasez en los hospitales públicos”, afirmó.
Por tratarse de un medicamento esencial para el paciente con COVID-19, según Ávila, el objetivo es entregar unas 400.000 ampollas de atracurio y 400.000 ampollas de midazolam al sector público. Luego empezarán a negociar con el sector privado, que sería posiblemente en la segunda quincena de abril.
En el caso del midazolam, Lasca es uno de los proveedores habituales del Estado, pero con el atracurio debieron hacer “una importante inversión en la compra de materia prima, técnica analítica y el desarrollo galénico del medicamento”, remarcó.
"Nosotros proveemos todos los fármacos que utiliza un paciente con COVID-19, hablamos de corticoides, drogas inotrópicas, antibióticos, antiulcerosos, es decir, no nos limitamos a la entrega de midazolam y atracurio. La mayoría de estos productos no sufrió desabastecimiento, pero en el caso de estas dos últimas drogas, un paciente con COVID-19 usa hasta 10 veces más del volumen normal, si se lo compara con un paciente internado en terapia intensiva por otra patología", explicó.
¿Qué falta para que la industria produzca vacunas como lo hace Brasil?
“El proceso de fabricación de vacunas es sumamente complejo y necesita una infraestructura enorme, que ni siquiera países grandes como Argentina posee. Pero hay un paso intermedio que es el fraccionamiento y el llenado final de las vacunas, como todo biológico, ese es un paso previo, después de la síntesis, que se hace regionalmente”, declaró.
En el caso de Paraguay, “Lasca es la única planta que invirtió en productos biológicos y está en condiciones de fraccionarlos localmente”, reconoció Ávila.
Asimismo, añadió que para iniciar un proceso de fraccionamiento y llenado final de vacunas es necesario establecer un acuerdo con los fabricantes. Ávila señaló que están en conversaciones con algunos laboratorios para explorar esta posibilidad.
De igual forma, sostuvo que no se trata de un tema menor y que podrían tener novedades en un plazo de 60 a 90 días.
“Esto llegó para quedarse por al menos dos años más, por ello vamos a necesitar de vacunas hasta el 2023, posiblemente”, reflexionó.
Al contar con un soporte regional disminuye el inconveniente logístico, de acuerdo con Ávila, y es posible tener una producción constante, con entregas inmediatas.
“Lo que estamos haciendo es trabajar en conjunto con el Gobierno, poniendo a disposición el contacto de posibles proveedores de vacunas, que se trata de una intermediación. Partiendo de la base que si el Gobierno firma un acuerdo con una empresa internacional, esto le genera un papeleo importante y bastante tiempo”, describió Ávila, quien además aclaró que la intermediación tiene como fin acortar los plazos.
Relación con el Estado
La situación de falta de pagos continúa, según el directivo, exclusivamente por una cuestión de disponibilidad de fondos.
“Las empresas cobraron en diciembre del 2020 lo correspondiente a las deudas del 2019 y hasta el pago a marzo del 2020. Estamos exactamente con un año de atraso en cuanto al pago de los compromisos”, admitió.
Según las estimaciones, “la deuda es de US$ 120 millones sin contar todos los medicamentos que están ingresando en los últimos 60 días”, relató.
“La industria y los proveedores no analizamos cortar la provisión en ningún momento. Seguiremos proveyendo porque la situación sanitaria lo amerita”, subrayó.
No obstante, Ávila recordó que para comprar un insumo de medicamento para tratar el COVID-19 hay que realizar un pago adelantado, ya que no existe más una situación de crédito como antes de la pandemia.
“Esto genera un cambio en la disponibilidad de recursos financieros de las empresas, por eso necesitamos un cambio en la modalidad de pago”, añadió.
Medicamentos nacionales vs. importados
Para Ávila, la postura de la industria farmacéutica se basa en el potencial de crecimiento nacional y la posibilidad de seguir creando nuevos productos, si se brindan las condiciones necesarias.
“Todos los países limitaron las exportaciones de sus laboratorios o de insumos esenciales para la fabricación de medicamentos para el COVID-19, y priorizaron el abastecimiento total de las necesidades de su población”, manifestó.
Por ejemplo, en el caso del midazolam ahora están recibiendo el pedido de la materia prima que se hizo en junio del 2020, porque el productor tenía prohibido exportar este artículo.
“Entonces, cuanto más dependamos de importar los medicamentos o insumos del exterior, más seguiremos sufriendo. Por esto, apostamos al desarrollo de la industria y la meta es tratar de depender lo menos posible del exterior", dijo.
Hace un año había problemas de escasez de alcohol en gel o líquido y de mascarillas, pero con la instalación de industrias y la fabricación incesante en el plano local, se solucionó dicho inconveniente, mencionó. “Lo mismo se buscaría replicar para la industria farmacéutica”, concluyó.