Lectura de exportación: Editoriales proponen estrategias con foco en los libros como producto exportable

La industria editorial paraguaya posee la capacidad de exportar su producción, pero no lo hace, y está perdiendo oportunidades de negocios, porque su presencia en las ferias internacionales es casi inexistente y porque no tiene un enfoque centrado en el libro como producto exportable, al tiempo de carecer de una estructura oficial que lo promocione como tal.

“Nuestra presencia en el mercado internacional es prácticamente nula. Lo único que tenemos es un stand en la Feria del Libro de Buenos Aires, pero sólo para decir que estamos presente, pero las editoriales no trabajan como se trabaja en otros países que envían representantes a las jornadas profesionales para hacer mesas de negocios. Nos vamos a comprar libros, no a venderlos”, afirmó Diego Manera, director comercial del Grupo Editorial Atlas.

El ejecutivo relató que en otros países las oficinas encargadas de la promoción exportadora tienen dentro de su estructura una mesa del libro, y trabaja en coordinación con las cámaras. “La promoción de exportación está a cargo de estas oficinas. Acá Rediex debería tener una mesa del libro y ser la que coordine los eventos -como hace con otros productos como la carne o los granos- y la presencia en las ferias internacionales”, añadió.

Manera lamentó que no haya presencia paraguaya en la Feria del Libro de Guadalajara, la más importante para los títulos en habla hispana, ni en la de Frankfurt, la mayor del mundo y donde todos los países de Latinoamérica, menos Paraguay, están presentes.

“Hoy es la Secretaría de Cultura la que coordina la presencia en Buenos Aires, pero como una especie de promoción de la cultura, no con un ímpetu exportador como tienen los otros países. Pero esto tiene que ver con un problema estructural, porque no se piensa en el libro como un producto exportable como cualquier otro”, destacó.

Manera aseguró que si Paraguay no exporta libros no es debido a una falencia de la capacidad profesional de quienes trabajan en la industria editorial, sino que falta desarrollar las virtudes del sector para alcanzar un nivel exportador.

Para Vidalia Sánchez, titular de la Cámara del Libro Asunción Paraguay (CLAP), la ausencia de libros paraguayos, aun en librerías de Buenos Aires, se debe en parte a que no se respetan las disposiciones legales del Mercosur, que establecen la libre circulación de libros y bienes culturales, pero que son letra muerta en las aduanas de los países miembros.

“Gestionar los documentos de exportación es engorroso. No hay una ley que facilite la salida de los libros paraguayos. Ahora estamos esperando que salga la nueva ley del libro, donde eso está contemplado, además de la conformación del Consejo Nacional del Libro, que va poder intervenir es esta situación”, destacó.

El fundador de la Editorial el Lector, Pablo León Burián, indicó que faltan más autores paraguayos, y que todavía no aparecen quienes puedan ocupar el lugar dejado por Augusto Roa Bastos o Gabriel Casaccia, por citar a los dos mayores exponentes de la pluma paraguaya.

“Hay que trabajar con los jóvenes, en los colegios y universidades, creando clubes de lectura y de comprensión lectora, para despertar el interés, abrir academias literarias en instituciones educativas, en cooperativas y de ahí pasar a los concursos y luego a la edición, Así van a ir saliendo obras”, dijo.

Oportunidad desaprovechada

Manera también señaló que Paraguay está en condiciones de sacarle provecho a sus capacidades y ventajas, como la estabilidad económica, la libre circulación de divisas –además de la ya citada capacidad profesional-, para ser sede de editoriales internacionales que, debido a los problemas el país, están abandonando Argentina y se trasladan a Uruguay.

“Muchos sondearon Paraguay como una opción, tanto como base para la exportación, como para la impresión y producción de materiales, pero no encontraron un terreno fértil porque las editoriales nacionales no tenemos un desarrollo de comercio exterior”, apuntó.

Resaltó que se debe trabajar en la coordinación junto con el sector público para tener una visión exportadora y planear una estrategia. Además, son los funcionarios los que pueden promocionar a la industria editorial, colocarla en ferias; y el sector privado tiene que ver con qué oferta acude.

“En el caso de Atlas somos una empresa mucho más grande que otras de Argentina o de Uruguay que están exportando, pero ellos participan en las ferias internacionales como vendedores, y nosotros como compradores. Ellos llegan a eso con el apoyo de las estructuras de promoción”, remarcó.

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