“Por un lado es un hecho positivo que nos hagamos visibles. Por otro lado, cuando revisamos los indicadores del ranking vemos una serie de elementos que son importantes pero no necesariamente reflejan calidad, como cantidad de estudiantes, el tamaño de las instituciones, ciertas características de los docentes”, expresó al respecto Rudy Elías, investigador en el área de política educativa y docente universitario.
Para Latinoamérica, los indicadores del ranking se agrupan en cinco áreas: enseñanza (el ambiente de aprendizaje); investigación (volumen, ingresos y reputación); citas (influencia de la investigación); perspectiva internacional (personal, estudiantes e investigación); e ingresos de la industria (transferencia de conocimientos).
Elías aclaró que si bien es destacable que cada vez haya más docentes con doctorados y maestrías, “eso no quita todavía una deuda muy grande en la educación superior, sobre todo en la UNA, que todavía tiene que aportar mucho en el campo de la formación y de la investigación”.
¿La educación en Paraguay está vinculada a lo que el mercado hoy demanda? “Ese sigue siendo un gran déficit en general, no sólo en la educación inicial y la secundaria sino también en la universitaria. Hay un contacto muy pobre, un desacople entre el sector privado y la educación. No tenemos un canal de comunicación que nos diga qué necesita el sector privado, cuáles son las nuevas habilidades que se requieren; y que las universidades y los centros de estudios se adecuen a eso”, afirmó Yan Speranza, rector de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).
Según Elías, hay carreras que avanzaron más en contar con equipos permanentes de investigadores, gracias al aporte del Conacyt que permitió financiar estudios más ambiciosos de investigación, pero en otras áreas todavía hay retrasos.
“Las carreras más ligadas a la tecnología son las que tuvieron mayor desarrollo en investigación y faltaría que se dé lo mismo en el área de las ciencias sociales. El avance de la tecnología es muy importante pero si no hay una visión social, política cultural que lo acompañe se producen desequilibrios que generan procesos negativos”, refirió Elías.
Por su parte, Speranza señaló que lo que hoy el mundo demanda son habilidades de resolución de problemas; habilidades en pensamiento crítico, pues hoy se tiene mucha información que hay que saber ordenar, clasificar y utilizar; habilidades blandas, como liderazgo, trabajo en equipo; creatividad; y flexibilidad cognitiva, o sea, la capacidad de desaprender y aprender cosas nuevas constantemente.
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