El presidente calificó al 2024 como un año crucial para Paraguay, marcado por importantes reformas estructurales que buscan sentar las bases para un desarrollo sostenible. “El Paraguay que tenemos hoy es mucho mejor al que teníamos de 25 a 30 años atrás”, expresó.
Sin embargo, Peña subrayó que el progreso logrado hasta ahora es solo el comienzo, pero que aún quedan muchos desafíos por enfrentar. A pesar del entusiasmo, reconoció que no está completamente satisfecho con los resultados actuales, destacando la necesidad de continuar con reformas profundas para atender las necesidades de los sectores más vulnerables.
Peña resaltó que Paraguay está experimentando los dos años consecutivos de mayor crecimiento económico en casi una década, superando incluso el potencial promedio de su economía. Aunque el crecimiento de 2024 no alcanzará los niveles del año anterior, el mandatario aseguró que los números siguen siendo auspiciosos y colocan al país como uno de los más dinámicos de la región.
¿Qué dicen los economistas?
Para el economista Víctor Pavón, la economía paraguaya sigue siendo altamente dependiente del sector agropecuario, lo que la hace vulnerable a las fluctuaciones de los precios de los commodities, las cuales producen un impacto directo en el Producto Interno Bruto (PIB).
Sin embargo, subrayó que el país experimenta un momento de cambio. A pesar de una baja en los precios de los commodities, Paraguay cerrará el 2024 con un crecimiento estimado cercano al 5% y se proyecta un 3,8% para el 2025.
Aunque de los logros alcanzados, Pavón indicó que Paraguay enfrenta desafíos significativos para mantener su crecimiento económico. En primer lugar, destacó la necesidad de consolidar los beneficios del grado de inversión a través de políticas que refuercen la confianza de los mercados.
Además, identificó cuatro áreas clave para garantizar un crecimiento sostenible: equilibrio macroeconómico, seguridad jurídica, reformas estructurales y la urgencia de implementar reformas profundas en áreas como el sistema previsional (IPS), el Código Laboral -para combatir la informalidad-, y el sistema tributario, incluyendo la eliminación del Impuesto a la Renta Personal.
Por su parte Arnold Benítez, economista y director de Finanzas y Mercados en Avalon Casa de Bolsa, enfatizó la necesidad de un enfoque integral y a largo plazo para garantizar un desarrollo sostenible e inclusivo.
Para Benítez, el crecimiento proyectado del 3,8% para 2025 por el BCP podría quedar corto si se dan ciertas condiciones favorables, como la reducción de tasas de interés internacionales, particularmente las de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED). Dijo que la economía paraguaya mostró resiliencia frente a desafíos significativos, incluyendo el impacto de factores climáticos como la sequía y la caída en los caudales de los ríos, que afectaron la producción hidroeléctrica.
“La sequía tuvo una incidencia negativa desde comienzos de este año, pero sectores como la construcción ayudaron a contrarrestar el impacto, mostrando un repunte importante tras años de contracción en 2022 y 2023”, manifestó.
Benítez enfatizó el impacto de las tasas de interés de la FED, que enfrentaron proyectos regionales y nacionales debido al encarecimiento del financiamiento. “Si las tasas comienzan a bajar de forma agresiva, hacia niveles del 3% o incluso el 2,5%, podríamos ver un repunte importante en la economía paraguaya. Esto permitiría reactivar grandes proyectos y atraer inversiones que, hasta ahora, buscan activos menos riesgosos”, añadió.
Uno de los temas abordados por Benítez fue la desigualdad social, remarcando que Paraguay tiene uno de los peores coeficientes de Gini de la región, lo que refleja una mala distribución de la riqueza. Para él, cerrar estas brechas requiere un enfoque integral en áreas clave como educación, capacitación y alianzas estratégicas con el sector privado y actores internacionales.
“La falta de mano de obra calificada es un problema estructural que limita la atracción de inversiones extranjeras. Las empresas que evalúan venir a Paraguay se enfrentan a la falta de ingenieros y técnicos capacitados, lo que aumenta sus costos operativos”, afirmó. Benítez.
“La educación y la infraestructura deben convertirse en prioridades nacionales, así como lo fue la estabilidad macroeconómica que nos llevó al grado de inversión”, comentó. Igualmente puntualizó que programas como las becas de Itaipú demostraron ser transformadores, para los beneficiarios directos, para sus familias y comunidades.