Ahora tenemos que hablar de que lo anterior fue en tiempo pasado, ya que el COVID-19 tiene a prácticamente toda la industria en tierra, pero hasta hace semanas, este fenómeno no solo aplicaba a rutas domésticas y regionales, sino que también existían ejemplos en el largo radio, como los de Norwegian, Level, Azul o Scoot.
El negocio se ve amenazado con riesgo de desaparición si cuando las aerolíneas estén habilitadas a reiniciar operaciones deban implementar la normativa de distanciamiento social para combatir al coronavirus, que básicamente consiste en dejar de utilizar los asientos del medio en una distribución típica de 3+3 (o en la configuración que sea), es decir, si un Boeing 737 o Airbus A320 llevaba 6 pasajeros por fila en clase económica, en el futuro tendrían que llevar solo 4. ¿La razón? Porque el costo por plaza de una operación comercial seguirá siendo el mismo para la aerolínea, pero en vista que podrá transportar muchos menos pasajeros, ese costo tendrá que ser amortizado por los pasajeros que haya.
Ejemplo sencillo usando solo la lógica de la economía de escala: Si un vuelo de Asunción a Madrid a Air Europa le cuesta US$ 250.000, y en el Boeing 787-8 Dreamliner se acomodan 300 pasajeros, significa que el costo por asiento es de US$ 833 (US$ 250.000 dividido 300), pero si solo pueden viajar 200 pasajeros, el precio por silla se elevaría a US$ 1.250, haciendo que el punto de equilibrio del ratio de la rentabilidad sea cada vez más elevado, por lo tanto resultaría inviable ofrecer tarifas bajas como las que estamos acostumbrados a ver. Muchas veces te quejaste del reducido espacio para hombros y piernas en clase turista de muchas aerolíneas, y de que se viaja como sardinas, pero no pensaste en que esas estrategias son las que hacen que puedas volar a bajo costo, o al menos por mucho menos de lo que tenían que pagar tus padres o abuelos, que a lo mejor ni pudieron hacerlo nunca.
Y esto ya está ocurriendo ahora, no es futurología. Delta Air Lines, Aeroméxico y otras, ya implementaron estas políticas de salubridad, aunque de momento, temporalmente, pero no se sabe hasta cuando las autoridades de los países del mundo exigirán resguardar la salud de las personas de esa manera. Ya empezaron inclusive a surgir prototipos de nuevos asientos para aeronaves comerciales, con ubicaciones opuestas y mamparas para reducir el contacto. A diferencia de otros medios de transporte, los aviones son menos riesgosos por los filtros que disponen, que reciclan el aire a bordo cada tres minutos y eliminan el 99,99% de los gérmenes.
Alexandre de Juniac, director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), dijo que si los gobiernos ordenaran a las aerolíneas adoptar distancia física a bordo de los aviones, al menos un tercio de los asientos permanecerían vacíos y las aerolíneas tendrían que aumentar los precios de sus boletos en al menos 50% o directamente quebrar.
Hay que tener en cuenta que, la pandemia se encargará de fundir muchas aerolíneas, principalmente las más pequeñas, que directamente no tienen la espalda financiera para sortear un escenario tan adverso como el actual. Varias compañías, incluso algunas con mucha historia, irán a bancarrota, otras se achicarán abruptamente y algunas serán compradas por las que tengan mayor solvencia.
La recuperación del sector será muy lenta, en muchas naciones apalancada en las redes de cabotage, luego en las internacionales, así como primero en el segmento corporativo y después en el turismo.
Las consecuencias de estas políticas decantarán en impactos nocivos para otros sectores económicos afines: menos pasajeros volando son menos personas haciendo turismo, negocios y, por consiguiente, menos fuentes de trabajo.
No sabemos lo que va a ocurrir, lo que sí sabemos es que nacerá una nueva aviación, más modesta, con números que se manejaban hace bastante tiempo atrás, y que a pesar del levantamiento de las restricciones de viaje, habrá millones de pasajeros menos, porque seguirá habiendo temor, incertidumbre y precaución.
Fuente: aeronauticapy.com