La ACCP representa aproximadamente el 80% de la producción porcina del país, abarcando desde los grandes productores hasta aquellos que integran toda la cadena cárnica, incluidos los frigoríficos. “Este año se aumentaron las exportaciones a Taiwán, además de abrirse mercados en Argentina y Singapur”, indicó Núñez Perito. Taiwán se mantiene como el principal destino, concentrando entre enero y julio de este año el 78% de las exportaciones paraguayas.
Los números reflejan un crecimiento sostenido: en 2023 se exportaron alrededor de 10.000 toneladas de carne porcina; en 2024, la cifra subió a 15.000 toneladas y, solo en el primer semestre de 2025, se alcanzaron ya las 10.000 toneladas, proyectando un cierre del año cercano a las 20.000 toneladas. “Si hablamos de enero a julio de 2024 versus el mismo periodo de 2025, las exportaciones crecieron un 67% en toneladas”, detalló la gerente.
El reciente acceso al mercado de Singapur, con arancel cero para carne porcina con hueso, representa otro paso estratégico. Núñez Perito destacó que Paraguay y Nueva Zelanda son los únicos países con este beneficio en Taiwán, y que la carne paraguaya es la preferida en este mercado asiático, lo que posiciona al país como un proveedor confiable y competitivo. La apertura de Singapur y el fortalecimiento de Taiwán reflejan el éxito de un trabajo conjunto entre el sector privado y organismos públicos, incluyendo el Ministerio de Industria y Comercio, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Senacsa.
El crecimiento del sector no solo se limita a las exportaciones. En Paraguay, el consumo interno de carne porcina también está en aumento, aunque todavía por debajo de otros países de la región. Según Núñez Perito, el consumo per cápita se ubica en 9 kilogramos por año, frente a los 15-20 kilogramos en países vecinos, e incluso 40-45 kilogramos en Europa y China. Para potenciar la presencia de la carne de cerdo en la mesa paraguaya, se realizan campañas de promoción, se diversifica la oferta de cortes y se incorpora el producto en programas como el almuerzo escolar.
Además, la carne porcina se consolida como una alternativa económica y saludable frente a otras proteínas. Su versatilidad permite obtener los mismos cortes que la carne bovina, así como embutidos, tocino y jamones, lo que amplía su uso en la gastronomía local. La accesibilidad de precios ha posicionado al cerdo como una opción atractiva para la dieta diaria de las familias paraguayas.
El impulso a la producción interna también se refleja en la inversión en infraestructura y tecnología. La ACCP anticipa que este año comenzará a operar un nuevo frigorífico en Katuete, lo que permitirá incrementar la capacidad de procesamiento y responder a la demanda de mercados internacionales y locales.
A pesar de los desafíos que enfrentó el sector durante la pandemia, con cierres de granjas medianas y pequeñas, la apertura de Taiwán significó un “espaldarazo” para superar la crisis y sentar las bases para acceder a nuevos mercados en Asia y América. La expectativa ahora se centra en consolidar la presencia en Singapur y explorar oportunidades en países de Centroamérica y América del Sur.
Con un crecimiento exponencial, una cadena productiva fortalecida y la diversificación de mercados internacionales, la industria porcina paraguaya demuestra que, más allá de ser una alternativa económica y saludable para el consumo local, también se consolida como un sector estratégico en la matriz exportadora del país.
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