“Inclusión no es poner rampas, aceptar niños y niñas con alguna condición, o poner carteles que hablen de la diversidad simplemente. La inclusión implica una mirada profunda a las necesidades de los niños y jóvenes, cómo los integramos a la sociedad y qué planes debemos adaptar”, enfatizó.
En Cuento Inclusivo desarrollan cuentos para niños y niñas con muchos dibujos y colores. Los textos están pensados de manera que los niños puedan leerlos. De momento, los libros están en versión impresa, pues uno de los objetivos es que los niños puedan hojear, tocar el libro, abrazarlo y fomentar la lectura recreativa.
“Hacemos cuentos porque creemos que la mejor manera de empezar es con los niños y niñas. Desde el cuento se trabaja el valor de cada ser humano que cuenta lo que le sucede y cómo se siente. Los libros están pensados en los niños, los cuentos pueden leerlos ellos mismos”, puntualizó.
La escritora sostuvo que los ejemplares se venden en varias librerías de Asunción y Encarnación. Pero, con cada libro, también se hacen donaciones a escuelas o centros que no alcanzan a comprarlos. “Eso también es inclusión, pensar en aquellos que no tienen posibilidad”, agregó.
Abente, quien también es docente, se encarga de gestionar para sumar gente que forme parte de esta propuesta, es decir, profesionales que ayudan a creer y a crear, como ilustradoras, diseñadoras, editores de estilo, gente de imprenta y vendedores. Como anexo, la mayoría de las veces ofrece un intercambio con los lectores o cuentacuentos sobre los libros.
Con esta iniciativa apunta a tener una amplia colección de libros de ficción realista en donde los personajes cuenten cosas que suceden en la vida real, hablen de nuestra cultura y cómo se puede hacer del mundo o la sociedad un mejor lugar.
Los libros vienen acompañados además de propuestas pedagógicas que tanto maestros como la familia pueden trabajar durante la lectura y después de leer. “La idea es que llegué el día en que estemos en todas las escuelas, como parte de un plan lector o biblioteca de clase o de primaria”, afirmó.
Por otra parte, la autora indicó que la educación inclusiva comienza por casa y que luego se continúa en la escuela. Considera que, como sociedad, los adultos debemos hacer un inmenso esfuerzo para mostrar más empatía hacia los demás, haciendo comentarios delante de los niños que hablen del respeto y la diversidad.
“Si pudiéramos lograr esto, llegaríamos a proponer adecuaciones curriculares que incluyan las capacidades de todos los niños. Es un largo y difícil proceso, pero en educación todos estamos involucrados: familia, escuela, instituciones públicas y privadas”, señaló.
En ese contexto, recordó que si bien hay leyes aprobadas y normativas impuestas desde el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), considera que se precisa mayor capacitación para todos los maestros y administradores, siendo este el camino para llevar a cabo una inclusión verdadera.