En lugares como Venecia y Barcelona el turismo masivo ha puesto a prueba la infraestructura y los servicios de la ciudad. Calles y canales abarrotados, junto con una carga inasumible para los sistemas de transporte y saneamiento, son ejemplos palpables de cómo el exceso de turistas puede llevar al colapso de la vida urbana y ambiental.
Santorini, por ejemplo, ha visto cómo su belleza única se deteriora bajo la presión de millones de visitantes anuales. El daño a los ecosistemas locales y la generación de residuos desproporcionados han llevado a las autoridades a imponer restricciones para proteger sus recursos naturales y paisajes.
Por otro lado, el comportamiento de algunos turistas también ha generado conflicto. En ciudades como Florencia y Barcelona, actos de vandalismo hacia el patrimonio cultural y las normas locales han desencadenado reacciones hostiles.
Las autoridades locales han comenzado a imponer restricciones para prevenir daños y asegurar que el turismo sea compatible con la preservación cultural y el respeto hacia la comunidad lugareña.
Te contamos en este artículo acerca de 10 de los destinos antiturismo:
Conocida por su vibrante vida nocturna y su arquitectura histórica, Ámsterdam está reformando su imagen. En 2023 la ciudad lanzó una campaña instando a los turistas en busca de fiestas a mantenerse alejados. Las nuevas políticas incluyen restricciones en el Barrio Rojo y límites en los recorridos de bares, marcando un cambio significativo en la Ciudad del Pecado.
Lanzarote, en España, ha decidido diversificar su oferta turística. Están enfocados en atraer a turistas de mayor calidad que gasten más y beban menos, moviendo a la isla hacia un turismo más sostenible y menos centrado en la fiesta.
Por su lado, Bali, en Indonesia, enfrenta problemas derivados de su éxito turístico. El gobierno está considerando imponer una tasa turística para reducir la cantidad de visitantes y centrarse en mejorar la calidad del turismo, buscando proteger su entorno natural y mejorar las condiciones de vida local.
Mientras que Venecia, en Italia, famosa por sus canales y su historia, ha implementado una tasa turística temporal para controlar el flujo de visitantes. Aunque la medida ha recaudado más de € 2,4 millones, sigue siendo un tema de debate entre los residentes que buscan equilibrar el turismo con la vida local.
Barcelona, en España, también ha tomado medidas para controlar el impacto del turismo en sus calles. Restricciones al tamaño de los grupos turísticos y al ruido son parte de los esfuerzos para mejorar la calidad de vida de sus residentes y reducir las molestias ocasionadas por la sobrecarga turística.
En el sur de Asia, Bután ha introducido una tasa de desarrollo sostenible de US$ 200 por día para los turistas. Esta política está diseñada para mantener el número de visitantes bajo control y asegurar que el turismo contribuya positivamente al desarrollo del país.
Santorini, una de las islas más icónicas de Grecia, ha impuesto restricciones para gestionar la cantidad de turistas. Limitar el número de pasajeros de cruceros y prohibir montar en burros a turistas con sobrepeso son algunas de las medidas adoptadas.
Para gestionar el tráfico vehicular en la pintoresca Costa de Amalfi, en Italia, se ha implementado un sistema de matrículas alternas que limita la entrada de vehículos según el día. Esta medida busca preservar la belleza del lugar y evitar el colapso de su infraestructura.
En Latinoamérica se destaca el famoso sitio arqueológico de Machu Picchu, en Perú, donde se ha restringido el acceso a dos franjas horarias diarias y ha limitado el tiempo de permanencia para proteger el patrimonio cultural y medioambiental frente al creciente número de visitantes.
Y por último, Tailandia, donde se ha adoptado una estrategia de turismo más selectiva, centrada en la calidad en lugar de la cantidad. La prohibición de barcos en Maya Bay y la búsqueda de turistas de mayor calidad son ejemplos de cómo el país está manejando su popularidad.
Estas iniciativas destacan una tendencia creciente entre los destinos turísticos que buscan restaurar un equilibrio saludable entre los beneficios del turismo y la calidad de vida de sus residentes. La sostenibilidad y el respeto por la cultura local están ganando protagonismo en la conversación sobre el futuro del turismo global.