Las escarapelas son bordadas a mano con hilos de algodón en un bastidor bajo la técnica del ñandutí para finalmente ser almidonadas artesanalmente, explicó Lorena Franco, coordinadora general del proyecto Kuña Pepó, quien también recordó que esta iniciativa arrancó hace 10 años bajo la figura de una cooperación.
Sin embargo, al finalizar dicha cooperación se migró a la figura de un proyecto autosustentable. Es cuando Kuña Pepó toma la posta como una empresa privada social, que se financia con sus ingresos, pero a su vez “aporta una solución a una problemática social que es poder colaborar a la reinserción laboral en situación de encierro”, dijo Franco.
Esta empresa se encarga del proceso formativo y productivo y enfoca sus esfuerzos principalmente al mercado de los regalos corporativos textiles. Además de los trabajos artesanales, la coordinadora comentó que desde el 2021 ingresaron al rubro de la confección tercerizada.
“Nosotros administramos el proceso productivo y la marca se encarga de distribuir”, indicó. Lo que atrae a las empresas es tener dentro de sus proveedores a una marca social con un modelo sustentable basado en una necesidad, no solamente en la filantropía, agregó la profesional.
El beneficio redunda en todos los involucrados ya que “nos hace cumplir nuestro propósito de unir las oportunidades de mercado con las necesidades ocupacionales de las mujeres”, y además colabora en el proceso penal de las mismas gracias a la figura de redención, que significa descuento de años de condena gracias a la acumulación de horas de trabajo o formación.
Sobre la aceptación, Lorena reconoció que es muy alta, tanto que “no tenemos capacidad operativa para responder al 100% de la demanda ya que se trata de un trabajo artesanal y estamos en proceso formativo de una nueva camada de artesanas”.