Nina Alfajores, una historia de sabor y emprendimiento a orillas del Lago Ypacaraí

Lo que comenzó como un pasatiempo compartido entre Daniel Bosch y su esposa hoy se convirtió en una marca con identidad propia, con una producción establecida, un punto de venta con vista al Lago Ypacaraí y presencia en más de diez locales en el país. Así nació y creció Nina Alfajores, un emprendimiento gastronómico que apuesta por la calidad y el sabor.

La historia arranca con Daniel y su esposa, ambos, apasionados por la cocina y todo lo relacionado con el mundo gastronómico, empezaron a experimentar con recetas de alfajores. Al principio, era solo para los amigos, para compartir y vender algo rico en general. Rápidamente notaron la aceptación y que gustaban mucho entonces eso los motivó a dar el siguiente paso y pensar el proyecto con una mirada más emprendedora.

Decidieron profesionalizar el emprendimiento y apostaron fuerte con la compra de un terreno en Areguá, y allí montaron su pequeña planta de producción dentro de un contenedor acondicionado. La inversión inicial rondó los G. 150 millones. Con el tiempo, ese mismo lugar se transformó también en un espacio abierto al público, un pequeño café frente al lago que abre los fines de semana y donde la estrella del menú, claro, son los alfajores.

La elección del producto no fue casual porque si bien hoy ofrecen otras opciones, los alfajores son el alma de la marca. Empezaron con los clásicos, pero pronto se animaron a innovar con sabores como frutilla (en homenaje a la ciudad de Areguá), dulce de guayaba o pasta de avellanas comenzaron a formar parte del repertorio. Hoy tienen seis variedades de sabores y la idea es seguir ampliando la propuesta.

El nombre Nina Alfajores no tiene un origen rebuscado porque simplemente les gustó cómo sonaba además es corto, fácil de recordar y amigable, pero lo que sí tiene un trabajo detallado y consciente es el producto. Cada alfajor se elabora con ingredientes cuidadosamente seleccionados, con una presentación que resalta. De hecho, uno de los formatos más populares son los “potes” de seis alfajores medianos, que se venden por G. 30.000, mientras que los individuales cuestan G. 8.500.

Además de su punto de venta propio, los alfajores de Nina están presentes en el Biggie por ejemplo, sumando más de diez puntos en distintos lugares. La producción mensual oscila entre 2.000 y 3.000 alfajores, y detrás de esa operación hay un equipo compacto pero eficiente de seis personas que se encargan de la producción, la atención al cliente, la logística y la comercialización.

Como todo emprendimiento, el camino no estuvo exento de desafíos. Para Bosch, uno de los aprendizajes más importantes fue entender que todo lleva su tiempo. Desde el desarrollo del producto hasta la consolidación de la marca, nada sucede de un día para otro. “Hay que ser perseverante y tener bien clara la visión del negocio”, dice y afirma que la meta es posicionar a Nina alfajores como sinónimo de calidad.

Nómades en la red laboral: ¿traidores o embajadores?

(Por Sonia Abadi, médica, psicoanalista, creadora del modelo de Pensamiento en Red y autora del libro “La prodigiosa trama. Variaciones en clave de red”) ¿Qué opinión tienes sobre ellos, sobre ellas? ¿Habrá que aceptarlos y cambiar algunas dinámicas de la empresa? ¿No hay algo más para entender y para hacer?

(Tiempo de lectura de valor: 4 minutos)

F1: la película rompe récords de taquilla con US$ 144 millones el primer Weekend (otra muestra irrefutable del éxito de los mega eventos y experiencias phygitales y el crossing marketing)

(Por Taylor con Maqueda) Con un impresionante debut global de $144 millones, F1: The Movie no sólo marca un hito en la historia del cine, y le da una enorme relevancia a Apple Original Films, sino que también revela las tendencias emergentes que están transformando la industria del entretenimiento de lujo, el marketing deportivo y la narrativa audiovisual en 2025.

Tiempo de lectura de valor: 5 minutos

Del aula al campo: el joven que convirtió una tierra vacía en una marca de porotos con sello propio desde Yaguarón

(Por SR) Con apenas 26 años, Pedro Benítez, estudiante de Administración Agropecuaria, encontró la forma de aplicar sus conocimientos más allá de las aulas: apostó por transformar una parcela olvidada de su familia, el Rancho San Pedro en Yaguarón, en un cultivo de porotos, que hoy ya se comercializa bajo su propia marca. Con una inversión inicial de apenas G. 2 millones y mucha fuerza de voluntad, Pedro está convirtiendo su primera experiencia agrícola en un caso inspirador de emprendedurismo joven en el campo paraguayo.

Paraguay lidera red internacional para rescatar semillas nativas y criollas de América Latina

(Por SR) Desde el Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (Cemit/UNA), Paraguay encabeza un ambicioso programa de alcance regional que busca rescatar, conservar y valorizar semillas criollas y nativas, fundamentales para la seguridad alimentaria y la identidad cultural de los pueblos. El proyecto, financiado por las Naciones Unidas, involucra a cuatro países: Paraguay, Perú, Cuba y Panamá, y se enfoca en las especies agrícolas de mayor relevancia local. En el caso paraguayo, los protagonistas son el maíz, el poroto y el sésamo.

Del aula al mundo: Erik Strübing, el joven ingeniero que se prepara para transformar la construcción paraguaya

“Es esencial que la nueva generación de constructores y desarrolladores inmobiliarios paraguayos se preparen para los desafíos que se vienen”, afirmó con firmeza el ingeniero civil Erik Strübing, egresado de la Universidad Politécnica Taiwán Paraguay (UPTP) y uno de los primeros profesionales nacionales que apostó por una formación internacional con un enfoque de impacto local.

¿Sabías que en Paraguay se cría salmón? La acuicultura local se expande con producción de nuevas especies

(Por SR) El rubro acuícola está ganando terreno en Paraguay, impulsado por un trabajo sostenido desde el Viceministerio de Ganadería del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) a través de su Centro de Alevinaje ubicado en Eusebio Ayala. Actualmente, el programa nacional de piscicultura acompaña de forma directa a entre 800 y 900 productores, articulando asistencia técnica, provisión de alevines y desarrollo de nuevas especies con potencial comercial.