Un dato trascendental es el incremento del área de siembra en unas 50.000 hectáreas aproximadamente. Con esto, se dispondrá de unas 450.000 hectáreas para esta nueva temporada 2020.
El récord de área de siembra se registró en 2014, con una superficie de 631.689 hectáreas a nivel país, según datos de Capeco.
"Se está previendo una superficie de siembra de 450.000 hectáreas para la temporada, aunque de momento no hay movimiento, a pesar de que estamos en la etapa en la que usualmente inician los trabajos. La actual falta de lluvia está frenando justamente este inicio proyectado para finales de abril y comienzos de mayo, pero apenas la situación mejore, los productores actuarán inmediatamente”, aseguró.
Las zonas más importantes para la siembra de este producto son los departamentos de Itapúa, Alto Paraná y Caaguazú. En esta zona se concentran los campos más extensos de trigo, pero también existen cultivos más pequeños en otras zonas del país, resaltó Cubilla.
A su vez, el asesor comentó que son cerca de 6.000 productores que trabajan directamente en el segmento y que esta cifra no varía considerablemente con el paso de los años.
Con respecto a las proyecciones, el asesor explicó que siempre se trata de alcanzar los mejores rendimientos, invirtiendo constantemente en tecnología, en semillas y capacitando a los productores. “Si las condiciones climáticas son favorables, se podría obtener un promedio de 3.000 kg por hectárea”, complementó.
"Si las condiciones son propicias, estaremos como mínimo manteniendo los valores de la siembra anterior, que fue de 1.300.000 toneladas", indicó.
Sin embargo, un detalle preocupante, según Cubilla, es la volatilidad de los precios internacionales de estos productos a causa de la inestabilidad financiera que genera el COVID-19. Pero, desde un punto de vista positivo, la cotización podría alcanzar una base de US$ 200 por tonelada, US$ 20 más que en 2019.
Exportación
En promedio, el mercado interno demanda unas 700.000 toneladas de este producto, para la industrialización y lo restante va al mercado externo, con un mercado central como el brasileño, que concentra el 90% de los pedidos.
“En el factor monetario, los clientes de Brasil conocen la calidad del trigo paraguayo, por eso, esto puede incluso ser un elemento diferencial al momento de concretar las operaciones”, concluyó.