Desde el inicio de esta transferencia excepcional, que puso en marcha el Gobierno, las críticas no faltaron y cobraron relevancia principalmente las que se basaron en la agilidad de las acreditaciones, aunque en un momento también el monto de G. 548.210 fue cuestionado. "El 70% a 80% de los trabajadores paraguayos dependen de su ingreso diario por la alta informalidad. La situación de cuarentena afecta en muchos aspectos a la gente y fuimos muy lentos con Ñangareko, con Pytyvõ no tanto, pero ambos tuvieron problemas de inclusión y exclusión", afirmó el economista Julio Ramírez, del Centro de Estudios y Análisis de la Economía Paraguaya (Cadep).
Según el economista, hubo personas que necesitaban un ingreso de contención y que no recibieron ningún subsidio, mientras que existieron pagos realizados a personas que podían aguantar aún sin esos ingresos. "Esto solo se puede lograr si se hace un análisis fino. Las denuncias fueron pocas y tampoco se corrigieron los pagos", agregó.
Para Ramírez, los déficits de gestión de subsidios se reflejan en programas anteriores a Ñangareko y Pytyvõ, como Tekoporã y Adultos Mayores, “que también poseen beneficiarios que no merecen estar dentro, mientras excluyen a gente que necesita más”, añadió. Sobre el Pytyvõ 2.0, que pretende ser un programa más específico, Ramírez manifestó que “es poco probable que se tengan en cuenta factores como la locación y los rubros afectados porque no hay capacidad para establecer mediciones”.
Ramírez consideró que el Pytyvõ 2.0 debe incluir a la gente que recibió el primer y segundo pago, porque “no corresponde sacar a personas justo en el momento en el que más se notará las consecuencias de la cuarentena. Para el nuevo subsidio se debe filtrar la base de datos, mantener a las personas que merecen quedarse, ampliar la cantidad de beneficiarios y si es necesario endeudarse para hacerlo”, opinó.
En cuanto al método de pago elegido para los subsidios Ñangareko y Pytyvõ, el economista señaló que optar por los medios electrónicos fue lo más efectivo porque no existía otra opción más rápida para concretar los pagos. "Era difícil definir el método de pago porque se buscaba disminuir la cantidad de aglomeraciones. Las otras opciones eran más riesgosas, lentas y probablemente más costosas", evaluó.
Por otro lado, indicó que la idea de establecer programas como los subsidios Pytyvõ fue acertada y acorde a lo que hicieron otros gobiernos de la región, no obstante, resaltó que las mismas medidas en diferentes países de capacidades fiscales distintas y situación de informalidad y pobreza distintas, lógicamente darán resultados distintos. “En nuestro país lo que no se midió fue la potencialidad que teníamos para hacer los subsidios y muchas de las limitaciones que tenemos radican, por ejemplo, en que nuestra presión tributaria solo es del 10%”, acotó.
Por último, recordó que, según la FAO, casi 700.000 personas ya pasaban hambre en Paraguay y adelantó que es un hecho que ese indicador actualmente es superior a causa de la pandemia.