Según el Banco Central del Paraguay (BCP), la Inversión Extranjera Directa proveniente de Argentina cerró el 2018 con un saldo de US$ 205 millones, lo que posicionó a dicho país como el dercimotercer origen principal de las inversiones radicadas en Paraguay. Si bien aún no tenemos un dato oficial del 2019 y cómo se está manteniendo la IED en este año tan excepcional, no cabe dudas de que la participación del capital argentino no es insignificante para la economía del país.
“Antes de la pandemia, la Cámara recibió una serie de consultas de empresarios que tenían puestos sus ojos en Paraguay como tierra fértil para las inversiones. Con la imposibilidad de viajar esto quedó postergado porque nadie decide una inversión conversando por Zoom”, expresó Osvaldo Sánchez, presidente de la Cámara de Comercio Paraguayo Argentina (Campyarg). A pesar de las dificultades generadas por el COVID-19, el titular de la Cámara reveló que en los dos últimos años la perspectiva del inversor argentino sobre Paraguay fue tan positiva que las consultas crecieron, más empresas se agremiaron a la Campyarg, más empresarios iniciaron trámites de radicación y habilitación de traer negocios al país.
“Las consultas disminuyeron, todo está quieto desde que empezó la pandemia, pero creo que retomarán. Paraguay tiene muchas facilidades en el ámbito impositivo, en la política laboral y eso facilita mucho que vengan inversiones para acá”, acotó. En cuanto al tipo de inversiones que podrían ser compatibles con las potencialidades de Paraguay, Sánchez manifestó que en los últimos años el área de la construcción fue la que más capital argentino recibió, principalmente para la renta de departamentos y la construcción de edificios corporativos.
En lo que respecta al sector agropecuario, el titular de Campyarg explicó que no hay muchos proyectos de inversión de origen argentino en Paraguay, sin embargo, en momentos en que los gobiernos argentinos optaron por aumentar las retenciones a las exportaciones hubo empresarios que llegaron a Paraguay. “También es interesante la especie de triangulación que se da por momentos entre Argentina, Paraguay y Uruguay. Ganaderos argentinos compraron campos en Uruguay y los uruguayos que vendieron sus tierras trajeron sus inversiones a Paraguay”, comentó.
El plan de Lacalle Pou para “seducir” argentinos
En líneas generales, la intención del Gobierno uruguayo para lograr que en cinco años más de 100.000 se radiquen en el país oriental –y que junto a estas personas lleguen inversiones– consistirá en reducir los montos exigidos de patrimonio en bienes inmuebles o en inversiones. Esto tiene como fin acelerar el proceso de habilitación de la residencia fiscal y que las personas físicas radicadas accedan a la exoneración de pago del Impuesto a la Renta por sus rendimientos en el exterior.
Además de esta medida en particular, una condición bien valorada por los empresarios argentinos es que en Uruguay el Impuesto a la Renta Financiera es de 12%, tres puntos menor a lo pagado actualmente en Argentina, además de otras exoneraciones arancelarias.
¿Cómo competir con Uruguay?
Según datos brindados por la Red de Inversiones y Exportaciones (Rediex), los requisitos para obtener la residencia en Paraguay son más accesibles en comparación con lo solicitado por Uruguay. Para poder montar una empresa dentro del país oriental, se debe alcanzar los US$ 1.630.000 y al menos 15 fuentes de trabajo, mientras que en Paraguay el proyecto de inversión solo debe ser de US$ 70.000 y al menos cinco fuentes de trabajo.
“La compleja coyuntura económica-financiera de Argentina obligó a algunos capitales privados a considerar otras opciones para la radicación de inversiones. En los últimos años, los sectores de manufactura (maquila), ganadería y agricultura de nuestro país fueron los beneficiados por inversiones argentinas”, argumentó el director de atracción de inversiones de Rediex, Federico Sosa. Entretanto, el funcionario reveló que en los últimos meses la Rediex organizó reuniones virtuales entre autoridades del MIC, Hacienda y el BCP para conversar con potenciales inversores y empresarios argentinos, y dejaron las puertas abiertas para atraer capital o complementar operaciones con empresas del vecino país.
Cabe resaltar que la Rediex lanzó un nuevo plan de atracción de inversiones hace unos días, en cual se buscará potenciar a sectores pertenecientes a las industrias creativas, servicios profesionales, forestal, minería, turismo, logística regional, manufactura liviana, servicios de tecnología de la información y el rubro agropecuario.
“Uruguay tiene una serie de requisitos más exigentes que Paraguay a la hora de atraer inversiones. Somos un país libre que trata a la inversión extranjera y a la local de la misma manera. La única limitante es que se haga cumplimiento de las normas de prevención de lavado”, agregó Sosa.
Al margen de las condiciones paraguayas para atraer la inversión argentina y su competitividad frente a Uruguay, hay que mencionar que, aunque Uruguay sea atractivo para los empresarios argentinos, actualmente los inversores del sector agropecuario no terminan de concretar operaciones de compra de tierras en el país oriental porque los tenedores no quieren recibir como parte de pago inmuebles ubicados en Argentina.
Reemplazo de las importaciones de Argentina
“Los argentinos siempre tuvieron facilidad para hacer negocios con China, pero ahora con la pandemia les será más conveniente importar de Paraguay. También hay una tendencia de reubicar inversiones cerca de los mercados en donde se opera, y capaz los inversores argentinos estén interesados en fabricar desde Paraguay para abastecer su mercado interno”, sostuvo. Según Sosa, Argentina podría sustituir parte de lo que hoy importa de Asia -US$ 11.800 millones en el último año- por producción de otro origen, artículos paraguayos entre ellos, porque empresas estadounidenses y japonesas estarían saliendo de China en un futuro.
Los sectores que proveen de bienes actualmente a Argentina y que Paraguay podría capitalizar son los siguientes: partes y accesorios de vehículos automóviles, compuestos órgano-inorgánicos, transformadores eléctricos, insecticidas y demás plaguicidas, cables y demás conductores aislados para electricidad, abonos minerales o químicos compuestos, motocicletas y velocípedos con motor, calzados con parte superior de materia textil, manufacturas de plástico, calzados de cuero.