“La expectativa es favorable. En términos de variables macroeconómicas, el Banco Central del Paraguay proyecta que la economía paraguaya crecerá un 3,8% en el 2024, el mayor ritmo de la región, con una inflación controlada y convergente a la meta del 4%”, afirmó.
Además, recordó que el año pasado fue de recuperación de los efectos de la pandemia y, en general, fue más dinámico que los años anteriores.
“Sumando variables macro, las expectativas sectoriales con crecimiento en la industria, los servicios, la construcción –con algunas obras públicas anunciadas– y el fuerte dinamismo de la agroganadería, con la apertura de mercados premium, las expectativas en general son optimistas”, analizó.
Alarcón consideró que la inflación controlada permite a las personas mirar el futuro con menos incertidumbre, lo que impulsa el desarrollo de más productos y servicios por parte del sector. Y si la tendencia se mantiene, el consumo seguiría aumentando.
También remarcó que el bienestar del sector y del país depende del avance en el plan presentado por el Gobierno en materia de mejora del gasto público y manejo del déficit fiscal, de modo que tengan un avance constante y firme, pues eso contribuye a mejorar las condiciones en la economía.
“Los desafíos de la geopolítica internacional nos mantienen atentos, pues de alguna manera siempre afectan directa o indirectamente a la economía; en especial en el desempeño de nuestros socios, Argentina y Brasil, y que impactan en los principales intercambios y negociaciones que tenemos con ellos”, manifestó.
Por el lado operativo de los bancos, en su rol de intermediarios entre agentes del mercado, visualizan un año de más profundización financiera, trabajando articuladamente con el regulador.
“El sector tiene la voluntad de seguir trabajando en regulaciones, productos y servicios que permitan llegar a mayor cantidad de ciudadanos a lo largo y ancho del país, fomentando productos accesibles y que permitan llegar a ellos independientemente a la distancia; de ahí la importancia de seguir promoviendo los servicios digitales”, apuntó.
En este sentido, expresó la necesidad de generar normativas que faciliten dar más, mejores y seguros servicios a la ciudadanía, en especial en la lógica digital y fortalecer el combate de los delitos financieros desde todos los ámbitos que correspondan. Todo ello impacta y por lo que estarán trabajando en forma propositiva y colaborativa con las instituciones públicas este 2024.
Seguridad e inclusión financiera
Según Alarcón, el 2023 fue un gran año para el avance de herramientas que facilitan la inclusión financiera. Destacó el trabajo colaborativo de la banca matriz con las instituciones financieras reguladas para la implementación del SIPAP y su hoja de ruta en el SPI, que permiten hoy transferencias por hasta G. 5 millones, 24/7 (24 horas y siete días de la semana.
Además, se sumaron opciones como las de devoluciones, alias para facilitar las transacciones y la protección de datos, así como el request to pay, que busca asegurar las transacciones comerciales, especialmente para las mipymes.
“Entendemos que estas operaciones tendrán una mayor aceptación y, por lo tanto, una profundización de su uso en el 2024. Además, el sector bancario ha desarrollado sistemas y aplicativos que facilitan la apertura de cuentas por medios digitales, con muy poco o casi ningún papel físico y bajísimo desplazamiento físico para obtener estos servicios”, subrayó.
El ejecutivo evaluó que la importancia y el impacto de estos resultados, se puede ver reflejado en el crecimiento exponencial que han tenido las operaciones de pagos y transferencias a través del SIPAP en todas sus modalidades. Pese a esto, señaló que aún hay un importante camino por andar.
Mientras que en materia de seguridad física se han desarrollado hechos delictivos que fueron enfrentados entre el sector, la Policía Nacional y el Ministerio Público, con resultados positivos en el balance actual.
Por otra parte, indicó que la informalidad de la economía sigue siendo un desafío enorme, que no permite la incorporación de los individuos al sistema para que puedan acceder a créditos sanos y proyectar su crecimiento.
“Este es un reto al que nos tenemos que sumar todos los sectores cada vez con más fuerza y creatividad y los esfuerzos en inclusión y educación financiera son parte de un frente amplio de trabajo que se deberá abordar en varias líneas de acción en el futuro”, sugirió.
El rol de la tecnología
El representante de Asoban afirmó que la banca ha hecho y continuará haciendo inversiones para ampliar su cobertura y eficiencia tecnológica y traspasar así las barreras físicas que se dan principalmente en el área rural, que sin embargo tiene acceso a internet y a teléfonos inteligentes.
En el en el pasado, varias personas del área rural no abrían cuenta porque había que hacerlo en forma presencial y tenían reparos en ir a un banco. Por lo tanto, la apertura digital permitió superar esa barrera.
“Hoy, con procesos simplificados de apertura de cuentas básicas, a través de sus teléfonos y de los corresponsales, se puede hacer depósitos en efectivo, transferencias, compras, pagos, comercio electrónico, etc., sin importar el lugar físico en el que se encuentren”, aseveró.
En este contexto, insistió en que es deseable profundizar en la digitalización de la burocracia y adecuar las normas y procesos para que las reglas del juego y regulaciones aplicables respondan a la lógica digital.
Ejemplificó el incorporar en el país las firmas digitales seguras, masivas, conectadas con la identidad digital de los ciudadanos y la digitalización de documentos que, a través de mecanismos que el Estado disponga para su uso en forma legal; resultará en la digitalización de los procesos cotidianos del sistema financiero, favoreciendo la adopción masiva, la eficiencia en tiempo y costos, promoviendo así la inclusión.