Cuando se confirmó el segundo caso positivo de COVID-19 en el país, representantes de los tres poderes del Estado, ministros y secretarios ejecutivos resolvieron suspender todas las actividades masivas públicas y privadas como medida preventiva. En un principio se extenderían hasta el 25 de marzo, pero sabemos que eso fue solo el principio de una larga cuarentena.
Y aunque muchas actividades ya fueron habilitadas hace un tiempo, las consecuencias económicas siguen vigentes. Además, la pandemia actualmente está en su pico más alto, teniendo presente que ayer el Ministerio de Salud comunicó que el país se encuentra en el nivel de alerta roja sanitaria debido al aumento sostenido y récord de contagios por COVID-19.
Las primeras actividades suspendidas fueron los cines, teatros, convenciones, conciertos, eventos, restaurantes, bares y otros. Para el analista y director de Planea SA Consultores, Andrés Filártiga, el sector de los eventos es el que más afectado continúa hasta la fecha, con lo cual muchos trabajadores se encuentran desocupados o debieron buscar otra actividad para sobrellevar la crisis.
Asimismo, destacó la recuperación del turismo interno, que se refleja en la buena cantidad de reservas para Semana Santa, lo cual distribuye los ingresos de forma eficaz en diferentes departamentos del país. “Donde sí se resintió mucho más fue en el turismo internacional, ya sea en la entrada o en la salida, como el turismo de compra, teniendo en cuenta que la frontera con Argentina está cerrada todavía”, enmarcó Filártiga.
Según la Red de Posadas Turísticas del Paraguay (Reptupy), la recuperación del sector data desde agosto del año pasado y a fines del 2020 reportaron una ocupación del 100% en sus 270 posadas habilitadas a nivel país. Dicho movimiento resulta muy importante porque el rubro realizó una inversión superior a los G. 850 millones y mantuvo activas a más de 850 familias.
Por otro lado, la Asociación Paraguaya de Agencias de Viajes y Empresas de Turismo (Asatur) registró a fin de año un movimiento cercano al 30% en comparación con la prepandemia, lo que calificaron como un “tímido repunte”.
Otros de los sectores que estuvieron en el grupo de los más perjudicados cuando se restringieron las actividades de aglomeración fue el rubro gastronómico, de acuerdo con Filártiga, que según cálculos de elaboración propia hoy están a un 30% de su facturación normal. Además, en un índice interanual que combina la gastronomía con la hotelería, Filártiga observó que a febrero la actividad estaba -4,6 puntos en comparación con el 2019.
La industria
En lo que respecta a la industria dura, la maquila cerró exportaciones por US$ 672 millones el año pasado, 7% menos al 2019. “La maquila se fue recuperando paulatinamente a medida que la economía tenía más apertura y en la actualidad está a niveles del 2019”, acotó Filártiga, quien evaluó el comportamiento de la industria y se encontró con que noviembre y diciembre del 2020 fueron los dos mejores meses de los últimos dos años.
Otra industria que cerró el 2020 con números negativos, aunque mínimamente, fueron las farmacéuticas, que cayeron 8% en su balance general, principalmente porque las exportaciones estuvieron afectadas por la ralentización del comercio internacional, lo que causó una caída de un 40% en el rubro.
Comportamiento de otros sectores
Los centros comerciales –unos de los primeros en cerrar- por medio de la Cámara de Centros Comerciales del Paraguay indicaron que vivieron un repunte de las ventas entre enero y el mes pasado, por lo cual consideraron que solo estaban a 15% debajo del movimiento anterior a la pandemia. Igualmente, las farmacias culminaron el 2020 con una reducción del 25% en toda su estructura de producción y generó dificultades a más de 2.000 farmacias instaladas en el país.
Proyecciones
“El sector de los eventos no tuvo suficiente contención por parte de política pública, el Fogapy fue una herramienta interesante pero insuficiente. Para este sector la crisis económica sigue y deberían recibir mayor periodo de gracia, capital operativo y exenciones fiscales”, opinó Filártiga. Sin embargo, calificó la política económica del Gobierno como “acertada” en líneas generales, aunque el mercado no haya acompañado la gestión de la misma manera.
En complemento, recomendó dar al Fogapy un enfoque emprendedor, proponiendo proyectos que generen entre cinco a 10 empleos. “Durante la pandemia se otorgaron 20.000 préstamos, si aplicamos el 50% a nuevos emprendimientos, podríamos generar 50.000 a 100.000 empleos por año”, reflexionó.
Sobre las obras públicas aseveró que deben priorizarse aquellas que tengan mayor impacto en la mano de obra para que de esa manera se recupere el consumo y combatir el sobreendeudamiento. “Estamos mejor de lo que esperábamos allá por marzo del 2020, pero la incertidumbre política actual viene a ensombrecer todo”, expresó.
Hay dos campos en Paraguay
Para el economista de Heñoi, Luis Rojas, la pandemia y la consecuente restricción sanitarias hizo que en el 2020 se dispare la exportación de alimentos, principalmente las frutas, hortalizas, que prácticamente triplicaron su volumen y valor e hicieron que la producción local pierda espacio en el mercado.
“Hay dos campos en Paraguay, un campo que está relacionado a la agricultura empresarial, a gran escala, de monocultivos y para la exportación y la agricultura familiar campesina e indígena, que posee otra lógica de vida, de recursos y de uso”, comentó.
El primer campo tuvo un buen año a pesar de la pandemia, según Rojas, por la buena zafra de soja, no obstante, el segundo se vio dificultado por las restricciones de movilidad y porque históricamente no cuentan con apoyo financiero. “La pandemia consolidó la prolongación de la crisis en la que vive la agricultura familiar campesina y no está siendo atendida, aunque sea importante para la generación de empleo”, concluyó.