La navegación cuántica utiliza sensores basados en átomos para medir con gran precisión el movimiento, la aceleración y la rotación de un objeto. A diferencia del GPS, no necesita conexión a satélites ni señales externas, lo que la hace más confiable en entornos donde el GPS puede fallar, como túneles, zonas submarinas o espacios aéreos hostiles.
Uno de los hitos recientes en este campo fue alcanzado por Boeing, que anunció la realización de un vuelo exitoso con un sistema de navegación cuántica. El experimento se llevó a cabo con un avión Beechcraft 1900D, que voló durante cuatro horas utilizando exclusivamente una Unidad de Medición Inercial Cuántica (IMU) desarrollada por la empresa AOSense. Según el informe publicado por Boeing en su revista de innovación (Boeing Innovation Quarterly, 2025), esta tecnología permitirá una precisión mucho mayor que la actual, sin riesgo de interferencias o bloqueos satelitales.
Otros organismos, como el National Physical Laboratory del Reino Unido, también desarrollan sensores cuánticos en colaboración con universidades como Imperial College London. Su investigación busca miniaturizar esta tecnología para su uso en vehículos, barcos y aviones comerciales.
Aunque el GPS aún domina el escenario global, sus limitaciones son evidentes: errores de posicionamiento, dependencia satelital y vulnerabilidad a sabotajes. La navegación cuántica promete resolver todos estos puntos, con una precisión que puede alcanzar niveles milimétricos.
El desafío principal radica ahora en reducir los costos de producción y adaptar la infraestructura existente. Por el momento, se prevé que esta tecnología llegue primero a sectores estratégicos como defensa, aeronáutica y transporte autónomo.
Si bien el reemplazo total del GPS no ocurrirá de forma inmediata, los avances en navegación cuántica ya están trazando el camino hacia un futuro donde orientarse no dependerá de satélites, sino de la física de los átomos.