Disponible en dos versiones (SUV tradicional y Sportback, con líneas más aerodinámicas) este Q5 híbrido enchufable llega con una promesa de hasta 100km de autonomía completamente eléctrica, una cifra poco habitual para su categoría. Esto es posible gracias a una nueva batería de alto voltaje con un 45% más de capacidad respecto al modelo anterior, que además puede cargarse al 100% en apenas dos horas y media con un cargador de 11 kW.
El sistema de propulsión también fue afinado para ofrecer dos niveles de potencia: 220 kW y 270 kW. En la práctica, eso significa que el modelo más potente acelera de 0 a 100 km/h en solo 5,1 segundos. Todo, sin renunciar a la tracción integral quattro, ni al confort de marcha que distingue a la familia Q5.
Pero más allá de los números, la experiencia del conductor también se transformó. El nuevo Q5 permite elegir con precisión cómo se usará la energía eléctrica, si se quiere conservar carga para más adelante o aprovecharla por completo en el momento. Incluso la regeneración de energía durante la frenada es ahora personalizable desde las levas del volante, y el sistema puede ajustarse automáticamente según el recorrido trazado en el navegador.
A nivel de equipamiento, Audi no escatimó, pues las versiones base ya incluyen climatizador de tres zonas, asientos deportivos, pantalla central con sistema MMI actualizado, compatibilidad con apps, y un banco trasero que se desliza y reclina según las necesidades del viaje. En las versiones más potentes, se suman faros LED plus, frenos con pinzas rojas y llantas de 19 pulgadas.
Fabricado en México y con llegada a los concesionarios europeos prevista para el tercer trimestre de este año, el Q5 e-hybrid arranca en los 63.400 euros para el modelo SUV más básico. El Sportback más equipado llega hasta los 74.300 euros.
Con este lanzamiento, Audi no solo amplía su oferta híbrida, sino que más bien refuerza la idea de que electrificar la movilidad no tiene por qué ser sinónimo de ceder espacio, potencia o placer de conducción.