El componente inicial de esta inversión asciende a US$ 100.000 millones, que se destinarán a la creación de infraestructuras de última generación, incluidas plataformas de computación en la nube de alto rendimiento y granjas de servidores. Durante la presentación oficial en la Casa Blanca, Trump destacó la magnitud de la iniciativa, calificándola como "el mayor proyecto de infraestructura tecnológica en la historia moderna". Esta colaboración entre gigantes tecnológicos refleja una visión estratégica de innovación de frontera, con el objetivo de posicionar a Estados Unidos en la vanguardia del desarrollo de la IA, una industria con el potencial de transformar radicalmente diversos sectores, desde la salud hasta la seguridad nacional.
Trump enfatizó que este proyecto potenciará la economía digital de EE.UU. y reforzará su soberanía tecnológica en un mundo cada vez más impulsado por algoritmos de aprendizaje automático y redes neuronales profundas. Los ejecutivos de las compañías involucradas, como Masayoshi Son (SoftBank), Larry Ellison (Oracle) y Sam Altman (OpenAI), destacaron que este esfuerzo no habría sido posible sin la victoria electoral del presidente estadounidense, cuya administración está comprometida con la aceleración de la infraestructura digital en el país mediante decretos ejecutivos que faciliten la construcción de los centros de datos y aseguren el acceso ininterrumpido a fuentes de energía renovable y computación cuántica.
El proyecto Stargate tiene como objetivo desarrollar una arquitectura global de IA que abarcará desde centros de datos de alta disponibilidad hasta plantas de generación eléctrica específicas, destinadas a satisfacer las crecientes demandas energéticas de las supercomputadoras que ejecutarán los modelos más avanzados de inteligencia artificial. El primer nodo de este ecosistema se construirá en Texas, con la previsión de expandir la inversión a otros estados clave a medida que los acuerdos progresen.
Para garantizar el éxito del proyecto, la inversión se apoya en capital proveniente de SoftBank, Oracle y el fondo soberano de Abu Dabi MGX, entre otros inversores. Este plan de acción busca reindustrializar el país y consolidar su seguridad tecnológica frente a competidores globales como China y la Unión Europea, quienes también están invirtiendo fuertemente en IA y tecnologías emergentes.
La colaboración con empresas como Nvidia y Microsoft refuerza el carácter disruptivo de la iniciativa, al integrar las últimas generaciones de microprocesadores gráficos (GPUs) y sistemas de inteligencia artificial en la infraestructura de la IA. El anuncio fue recibido positivamente por los mercados, con las acciones de SoftBank experimentando un incremento significativo en la Bolsa de Tokio. Además, la flexibilización de las normativas regulatorias sobre inteligencia artificial, previamente implementadas durante la administración de Joe Biden, abre la puerta a un desarrollo más ágil de estas tecnologías, acelerando la creación de plataformas de IA autónomas y algoritmos de procesamiento masivo de datos.